De 1976 a 1982, nuestro país vivió uno de sus períodos más dolorosos y terribles en el que daba miedo expresar lo que cada uno pensaba.
Ustedes, los chicos, tienen la suerte de haber nacido mucho después, en un país en el que hace treinta y un años vivimos en democracia y no tenemos miedo de expresar lo que pensamos.
Nosotros, los grandes, somos, entonces, los responsables de transmitirles el valor de la libertad y la necesidad de que nunca más se repitan hechos tan feos y dolorosos.
Yo, que he sido lectora desde antes de empezar a leer por mí misma, siempre pensé que la literatura funciona como un filtro de palabras a través del cual, a veces, se puede entender la realidad y las ideas que tenemos acerca de ella. Los años me enseñaron que los relatos, muchas veces, alumbran sentimientos, emociones y vivencias que permiten identificarse con los personajes, llorar y reírse con ellos y pensar en lo que una desea para su vida y la de quienes lo rodean.
Para este número de la revista leímos dos novelas, El mar y la serpiente de Paula Bombara (Editorial Norma) y Rompecabezas de María Fernanda Maquieira (Editorial Alfaguara) que, de alguna forma, abordan la temática de la memoria histórica para poder aprender –además de conceptos tales como la enunciación narrativa, los géneros discursivos, la forma de buscar información en Internet y la sintaxis oracional como recurso literario- la importancia de la democracia y la libertad, del disenso y la tolerancia, la emoción de los encuentros y la necesidad de la verdad.
Julieta Pinasco
Profesora de Lengua
6º A, 7º D
Coordinadora de Lengua
Escuela Primaria e Intermedia
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Editorial
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