Yo estaba en otra parte cuando lo comentaste.
Te sabía sin verte aunque estabas conmigo
mientras todos hablaban y reían
en medio de la luz
que se inventaba oculta entre la noche.
No sé si era real,
de pronto uno aparece en cualquier parte
(y no siempre con quien desearía),
de pronto uno no sabe dónde está
(o es que tal vez no esté en ningún lugar).
La vida es algo extraño,
un decorado inmenso que nos pierde,
y a veces se imagina
como si fuera vista desde dentro,
flotando en la ilusión de lo perfecto.
Tal vez porque se aísla en esa inmensidad,
entonces se comprende
sin la necesidad de relatarla.
Aunque quizás, en fin, sea una historia
que vuelve a repetirse
en las alternativas simultáneas
de un presente que fluye
en la indefinición de su pasar.
¿Es ésa la cuestión o es otra cosa?
Ya no lo sé ni importa,
apenas lo recuerdo,
cuando lo comentaste yo miraba a otro lado
mientras que nuestras copas
se llenaban del vino de la vida
y se apuraba alguna terminando palabras
que surgían a modo de epitafio.
Era tan solo el sueño del instante
en medio de un salón iluminado,
un gran ensayo a ciegas del estreno tardío.
Pero solo importaba lo adyacente,
lo que nunca se espera
cuando el guion se sabe decidido.
Apenas lo recuerdo,
aconteció el momento en gestos habituales
-nada es inesperado-
cuestiones y respuestas volvieron a decirse,
pasatiempos de viejos oradores
negando el fin del tiempo
en la asunción distante de un próximo vacío.
Apenas lo recuerdo, yo estaba allí contigo.
La noche huía y avanzó el reloj
pero no sé por qué no amanecía era ya muy tarde para mi corazón
Apenas lo recuerdo