NEGLIJENCIA Narcos y Tragedia | Page 10

LA NARCO CULTURA EN LOS JÓVENES CALEÑOS

Mariajose Peña.

La violencia y el narcotráfico son temas que durante muchos años han sido causa de preocupación en el país, temas que, adicionalmente están entrelazados. Cuando inició el narcotráfico en el país, al poco tiempo se formaron los carteles encargados de manejar todo el negocio de las drogas, pero que adicionalmente, generaban como daño colateral peligro para la sociedad pues la violencia que se desató era un foco de riesgo para la integridad y vida de todos.

Por otro lado, también presentaba un estilo de vida lleno de lujos y excentricidades. Los “capos” además de poseer gran cantidad de dinero gracias a la exportación de drogas, también representaban poder y lujuria, podían hacer lo que quisieran, incluso pasar por encima de las autoridades, y además debido a que siempre estaban acompañados de drogas, licor, mujeres, y cosas por el estilo, demostraban una vida de liviandad.

En Cali, por ejemplo, el cartel de la ciudad estaba conformado por cinco cabecillas, los hermanos Rodríguez Orejuela, José Santacruz Londoño y Hélmer Herrera. Estos tuvieron poder desde 1975 hasta 1996, dos décadas en las cuales influyeron mucho y de manera negativa en la ciudad. Primero que todo, la guerra desatada entre Pablo Escobar, y el Cartel del Norte del Valle con el Cartel de Cali.

Hacía que la tensión en la ciudad cada día aumentara más por los constantes atentados que habían, además, gracias al poder y el reconocimiento que obtuvieron estas personas, los jóvenes y muchas personas vivieron conociendo la vida de lujo que llevaban, lo cual en parte sonaba muy atractivo pues, con “dinero fácil” lograron salir de la pobreza, acumular una gran fortuna y obtener prácticamente todo lo que quisieran.

A pesar de que poco a poco, fueron matados y extraditados, antes de ello crearon una forma de vida y un reconocimiento que se permeó en la sociedad caleña. Tuvieron tal poder que lograron negociar con el gobierno someterse a la justicia colombiana a cambio de unas penas excesivamente bajas, con un máximo de 5 años, la promesa de no extradición (que era a lo que más le temían), y el mantenimiento de gran parte de sus bienes y fortuna.

Esto solo era uno de los cuantos ejemplos claros de que tenían un poder tan grande que hasta podían acomodar la justicia a su favor. Por otro lado, también gracias a sus fiestas y demás actos ostentosos demostraban día a día a las personas una vida que era fácil y llena de diversión, por lo cual las personas consideraban esa vida realizable, al tener un ejemplo palpable y cercano, y adicionalmente sin medir las consecuencias que ello traía.

Después de la desintegración nada cambió, es más, esa cultura se arraigó más en los jóvenes caleños, canciones de reggaetón que hacían referencia a esas vidas, idolatría a ellos, y el creciente número de personas que se metían en el negocio y reproducían sus acciones y estilo de vida, solo hicieron que se solidificara más esta cultura que permanece en el tiempo y que hoy en día tiene como consecuencia que muchos jóvenes opten por este camino

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