Naruto
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Ahonda en el problema económico: «No le podemos pedir
a una comunidad de vecinos con rentas bajas y situaciones de
paro y ocupación que pague la rehabilitación, porque no po-
drá. Los programas públicos, con el consenso de las diferentes
administraciones, han de velar por la salud del mercado de
viviendas, como se ha hecho con el Pla de Barris. Se han de
promover convenios, consorcios…».
Determinada a llevar a cabo sus propósitos, con una eviden-
te y resuelta autoridad, alza un punto la voz para describir la
ciudad de Barcelona del 2020: «Técnicamente, se cumplen los
requisitos, pero hemos de fijarnos en las políticas predistribu-
tivas», que son las que, en palabras del profesor José A. No-
guera [El País, 22.VII.2015], “obligan, incentivan y capacitan
a ciertos agentes sociales de modo que asignen los recursos de
la forma deseada”».
Palabras clave: a. «subbarrios», zonas vulnerables de Barce-
lona que, por el devenir histórico, han sido más castigadas,
como Ciutat Vella; b. «infravivienda», combinación «letal» de
rapidez («cero calidad»), estrechez («poca altura y 20 m 2 ») y
mínimo gasto («aumentan las deficiencias, sobre todo energé-
ticas»); c. «autosuficiencia», el camino hacia la sostenibilidad
(«se han de aislar y revestir fachadas; piensa que tras los gases
contaminantes de los coches, son los edificios no adaptados los
que más contaminan, eso está estudiado»), y d. «accesibilidad»,
la capacidad de poder salir de casa cuando uno se hace mayor.
Quién paga los platos rotos.
Quién pone los billetes sobre la mesa.
A nombre de quién la cuenta.
«En la Barcelona que se está configurando no debe de haber
expulsados, segregaciones, gente que se tenga que ir porque
no puede pagar el alquiler. Recuerdo que, en una ocasión, en
Ciutat Vella, promovimos una rehabilitación en una calle en