Naruto Glovo Naruto teaser | Page 28

Naruto 27 gestiona cualquier artilugio, petición o demanda. Es posible enviar, de un lado a otro, de un consolador a una botella de champán, que pueden ir unidos en la misma mochila o bien por separado (medidas de la caja: 43 cm de largo x 43 cm de ancho x 50 cm de alto). Y puede hacer que sea trasladado en tiempo real, en tiempo cero, en streaming, mientras los ciclistas o moteros escuchan en sus cascos la séptima sinfonía de Hans Zimmer (Chevaliers de Sangreal). Producto de una sociedad hi- perconectada –hiperhastiada–, adoctrinada por el aquí y aho- ra. Lo quiero ya. Lo quiero ahora. No espero a mañana. Por eso, los repartidores de Glovo, a los que Glovo no considera sus empleados, pueden recorrer las noches contaminadas de luces de la gran ciudad a una velocidad endiablada para transportar una lata de ron Bacardi a una fiesta de soltero. Los repartidores de Glovo son los modernos Jack London, y encajan mucho con los personajes de sus novelas, como el minero exhausto en La quimera del oro: No pudo evitar examinar otra vez la colina antes de recoger otra paletada de barro, un poco más allá. El número de pepi- tas seguía disminuyendo: «Cuatro, tres, dos, una», fueron las cuentas que iba grabando en su memoria, a medida que bajaba por el río. Cuando no apareció ni una sola pepita, para premiar su esfuerzo, dejó su tarea y encendió un fuego de ramas en el cual introdujo la gamella, manteniéndola allí hasta que tomó un color negro azulado. Entonces la sacó y la examinó cuidado- samente; movió la cabeza con aprobación, contra un fondo de aquel color podía desafiar a la más diminuta partícula dorada a que intentara eludirle. Los Jack London de Glovo, muchos de ellos inmigrantes, surcan las calles de Barcelona como las surcan en Madrid,