Mùsica Clàsica Musica clasica | Página 2

El lenguaje de la mùsica Dialèctica musical A unque hay algunos teóri- cos que, incluso, postulan diferentes teorías negan- do este respecto, parece que, al menos por el momento, la música está considerada como un lenguaje. Todo acto de comunica- ción requiere de un conjunto de signos con el que nos expresamos. La variedad de códigos a partir de los que un emisor (el encargado de lanzar el mensaje) trata de comu- nicarse con un receptor (el que lo capta) a través de un determinado canal o medio por el que se trans- mite es enorme. El código debe ser conocido por ambos, emisor y receptor, ya que por él se transmite un pensamiento, sensación o idea en un contexto concreto. Así, es importantísimo que exista una intención comunicativa en el emisor y en el receptor. En el caso contrario, la comunicación sería fragmentada, nula o parcial. Podemos enumerar un gran nú- mero de lenguajes de muy diverso tipo y estilo. Entre otros, cabe citar al lenguaje matemático, que utiliza signos y números y refleja relacio- nes numéricas en forma de pro- piedades, cantidades... También al lenguaje verbal, que emplea como soporte la palabra, tanto hablada como escrita, dando lugar a una enorme variedad y cantidad de lenguas y dialectos por todo el mundo. No podemos olvidar los lenguaje artísticos, que tratan de expresar sentimientos, sensaciones y pensamientos con una finalidad estética; dentro de éste se inserta- ría el lenguaje musical. Algunos de estos lenguajes, por muy diversas causas (mayor difusión, uso más habitual…), permiten que emisor y receptor compartan, cuantitativa y cualita- tivamente, un amplio abanico de elementos del código. Este sería el caso del lenguaje verbal, en el que existe una relación muy estrecha entre significados y significantes, ya que posee una enorme presen- cia en la vida cotidiana. Retornando al tema de este apar- tado y sea cual fuere la definición correcta, no son pocos los que han opinado a lo largo de la historia que la música es un lenguaje uni- versal, es decir, un idioma cono- cido y entendible por todos los habitantes del mundo. Si analizamos en profundidad esta afirmación, si atendemos a la variedad estilística y tenemos en cuenta el gran proceso de globa- lización presente en el s. XXI, nos damos cuenta que, al igual que cualquier lengua hablada o escrita, necesita un proceso de aprendiza- je. cultura, de época a época en una mismacultura e, incluso, en un mismo periodo y sociedad. Por ejemplo, podemos imaginar la extrañeza de los primeros aven- tureros al tomar contacto con la música de la Polinesia, que tenía un código muy diferente a los parámetros musicales occidenta- les, o a los españoles en su viaje a América al escuchar por primera vez la música de los indígenas americanos (y viceversa). Es cierto que el predominio de la cultura occidental ha hecho que, desde mucho tiempo atrás, intér- pretes orientales se hayan con- vertido en grandes expertos de la música occidental. Pero, ¿cuántos Así lo afirma Leonard Meyer músicos occidentales son capaces (2001): según su teoría, los lengua- de interpretar música oriental o, jes y las dialécticas de la música incluso, pueden afirmar que la son muchas y varían de cultura a entienden y disfrutan plenamen- te como oyentes? Como hemos comentado, la representación gráfica de la música culta occiden- tal usando los signos habituales requiere un aprendizaje. Al ser tan abstracta, el proceso de apren- dizaje parte del hallazgo de un código cerrado que tiene la inten- ción de hacer llegar al alumnado a un consenso con la historia y la sociedad que ha creado el sistema de grafías convencionales. Lo que sí es universal es la necesidad de expresión.