La corrupción, los delitos, accidentes y tantos incidentes que ocurren hoy en día en nuestro país hacen verlo como un mar sombrío haciéndonos olvidar la riqueza histórica, cultural y social que abunda en él. Lo que contradice la esencia de un mexicano la cual está formada y sustentada por un pasado. En el horizonte posclásico en los años 900 d.C a 1521 d.C , el imperio de Azcapotzalco era formado por la herencia del bagaje cultural de las ciudades del horizonte clásico como por ejemplo cuando los aztecas fundan Tenochtitlan durante su época de esplendor en los años 300 d.C. Parte de la educación era un discurso que impartían los padres a sus hijos en ocasiones importantes, en el cual inculcaban los valores de respeto, trabajo, valentía y honestidad. Desde estos tiempos Tenochtitlan ya era un gran pueblo formado por alrededor de 250,000 personas, las cuales también eran inmigrantes de grupos mesoamericanos y aridomericanos, quienes se organizaban por estratificación social según su importancia teocrático militar. El pueblo vivía en calpullis que eran agrupaciones de familias con un pasado en común que trabajaban en grupo como uno solo. El hombre en esta época era trabajador, dedicado a su trabajo y al desarrollo en la agricultura, sistemas de riego, arquitectura, matemáticas y otros conocimientos. Esto justifica que el mexicano es un ser trabajador, comprometido con su trabajo y un ser comprometido con su familia desde sus raíces.