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MUNDO RECICLAJE LA ECONOMÍA DEL RECICLAJE Una preocupación actual es la del cuidado de nuestro entorno y la preservación de los recursos naturales. Particularmente de unos años para acá, las personas, empresas y todo tipo de instituciones han comenzado a comprender la importancia de salvaguardar nuestro planeta. Es el sitio donde vivimos y a todos nos preocupa nuestra calidad de vida. Por otra parte, también se ha venido entendiendo cómo al cuidar los recursos que nos ofrece la Tierra, se reduce el dispendio económico y se ahorra dinero, no sólo en la sociedad en su conjunto, sino también en el ámbito familiar y personal. Un concepto que se ha vuelto muy popular es el reciclaje. Sin embargo, este término se ha convertido en una palabra genérica que se utiliza para designar una serie de acciones que impliquen un beneficio ecológico. Por esta razón es que, gracias a la difusión que la organización internacional Greenpeace le ha dado, la regla de las tres "r": reducir, reutilizar reciclar, se ha convertido en una manera más completa de entender y poner en práctica el cuidado del planeta. En estas tres acciones se condensan los principios básicos del cuidado ambiental. Puesto que no sólo basta con ahorrar o con separar los desperdicios para su reciclaje, sino que es necesario combinar los tres para poder lograr un cambio verdaderamente perceptible. Reducir La primera acción–reducir–se refiere específicamente al ahorro de recursos. Quiere decir que cuando disminuimos el uso indiscriminado de energía eléctrica, gas, combustibles fósiles, agua, papel, entre otros, reducimos el índice de cont aminantes que se van a la atmósfera, prevenimos el exceso de deforestación y en general contribuimos a evitar la sobreexplotación de los recursos terrestres. También disminuimos el volumen de desechos sólidos que tanto dañan el suelo, el agua y el aire. Asimismo, este paso es crucial para las finanzas del hogar y lugar de trabajo. Como lo hemos visto en otros artículos de esta sección, al consumir menos electricidad (implementando sencillas acciones cotidianas) logramos ahorrar un buen porcentaje del gasto mensual al momento de pagar la factura de luz; al reducir el consumo de agua prevenimos el futuro incremento de sus precios; al utilizar el gas con moderación (siguiendo algunas recomendaciones fáciles) terminamos pagando menos por este servicio sin afectar nuestro estilo de vida. Por otra parte, también se puede ahorrar reduciendo el consumo de ciertos productos cotidianos como: detergentes y jabones de baño, toallas de papel desechables, papelería, entre otros. Si hacemos un ejercicio de reflexión y observación, cada uno de nosotros puede notar en qué aspectos de su hogar y lugar de trabajo puede implementar la primera "r": reducir, con la finalidad de cuidar el planeta y el bolsillo.