JUNGLA DE CONCRETO VS LA MADRE NATURALEZA
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Los seres humanos amamos retar a la naturaleza cambiando incluso nuestra propia estructura y creando un pensamiento tan complejo que pareciese no poder ser comprendido por nadie incluso por nosotros mismos, hemos ganado muchas peleas ante nuestros instintos predeterminados, pero tenemos ya por sentado que hay batallas que ningún humano ha conseguido ganarle a la madre naturaleza, la batalla contra nuestra necesidad del encasillamiento y nuestro gran afán de crecer sin control, nunca aprender de lo ya vivido y por ultimo nuestra gran necesidad de destruir todo lo que no creamos conveniente para nuestro “dominio”; para el ser humano su orgullo parece ir más allá de un simple defecto o una imperfección menor que no nos afecta en lo más mínimo, NO!! Nuestro orgullo más que ser solo eso es ha vuelto la causa de nuestra perdición en un pozo profundo el cual ha sido construido ni más ni menos que por nosotros mismos, por un corto momento pensamos que nosotros valemos mucho en comparación a las otras criaturas “inferiores” a nosotros cuando es más que obvio que somos los mismos animales “superiores” los cuales llevaron al mundo a ser una gran montaña de destrucción y caos cubierto por un gran velo el cual no durara demasiado ya que al parecer con nuestras propias manos lo estamos destrozando.
Hemos llegado a un punto donde parecemos ratas enjauladas, sin salida y con el mismo animo que todo mejorara si solo llegamos al punto correcto de la evolución, ¿Y cómo planeamos llegar ahí? Creciendo más y más sin algún plan de apoyo sin una vista a futuro de que se hará cuando ya no quede más espacio o aun peor cuando el mundo ya no tenga más recursos para sustentarnos, ¿De verdad en necesario ampliar más las ciudades y reducir cada vez más el espacio de la madre naturaleza? ¿Nuestro orgullo nos llevara a luchar esta batalla que de igual forma perderemos?, para mí el territorio urbano a pesar de estar tan mal estructurada y planeada no es el único problema, nuestro problemas dependerá de hasta dónde estamos dispuestos a arrastrar nuestro orgullo y nuestras ganas de probar algo que ya es más que obvio, que el mundo puede tener un tope y no podemos probar cual es por nuestro bien y el bien del mundo
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