MTalent by GroupM España Número IV- Diciembre 2017 | Page 3

Mtalent Diciembre 2017 3

EDITORIAL

La proactividad: un ingrediente ganador

Hace poco me comentaba un amigo que su hijo, que acaba de empezar sus primeras prácticas, estaba algo agobiado porque le pedían “ser más proactivo en el trabajo”. Tiene 22 años y es la primera vez que trabaja en el ámbito empresarial. Supongo que cualquiera de nosotros puede echar la vista atrás y seguro que se acordará de ese período en el que empezábamos a rodar y a aprender. Incluso alguno o alguna está ahora en esa situación. Seguro que estas líneas os arrojan un poco de luz y a lo mejor os ayudan.

En el colegio y en la universidad estamos acostumbrados a que se nos muestre cómo aprender y cómo realizar las tareas que nos encomiendan. Exámenes, trabajos, presentaciones y exposiciones, proyectos en grupo… En esos años aprendemos a trabajar con nuestros compañeros y a organizar nuestro tiempo para hacerlo todo en la fecha prevista en el calendario. Y con ello adquirimos muchas de las habilidades que luego nos servirán para nuestra vida laboral. Pero sobre Proactividad no nos suelen enseñar, eso es algo que tenemos que comprender y aplicar nosotros mismos.

Pero, ¿qué es exactamente la Proactividad en el trabajo y cómo se consigue normalizarla? Me parece curioso que la RAE no contemplase esta palabra hasta hace poco, ya que es un concepto relativamente moderno. Y es que las empresas han cambiado su forma de trabajar en las últimas décadas conformando un ecosistema menos anclado en las jerarquías de antaño y más sustentado por organigramas lineales. Se trata de equipos encabezados por líderes y no “jefes” en el sentido más tradicional de la palabra.

En este contexto, una de las cosas que se demanda – y se aprecia especialmente– en las personas que trabajan en una organización es, precisamente, la proactividad. La Proactividad es sinónimo de atención y acción. Es vital estar siempre atentos a la manera en que se lleva a cabo cada actividad en la compañía en la que trabajamos y aprender bien los procesos. Una vez éstos están interiorizados, es importante ser capaces de prestar aún más atención para darnos cuenta de las cosas que pueden mejorarse y las actividades que pueden realizarse de manera más eficaz.

La ventaja de contar con equipos multidisciplinares es la cantidad de perspectivas diferentes que pueden aportar a la empresa. Aplicar lo que hemos aprendido en otros ámbitos nos ayuda a agilizar la rutina del día a día en nuestras tareas y nos impulsa a ser más eficientes. En este punto es en el que entra en juego la acción. Después de haber identificado qué cosas podemos hacer mejor o qué ideas nuevas se nos han ocurrido, llega el momento de compartirlas y de ponerlas en marcha.