ha participado de diversas maneras en múltiples
espacios. No es nuestro propósito discutir aquí
los avances, dificultades y aspectos polémicos
que ciertamente se han dado en torno a este
evento. Ya habrá oportunidad para ello. Sí
queremos destacar que el mismo ha sido un
estímulo para cuestionarnos en el IUSF, donde
prestamos servicio, la necesidad de dar a lo
interno una discusión que no es nueva en Fe y
Alegría, pero, en la cual estamos rezagados: el
análisis reflexivo acerca de la calidad de la
educación que brindamos a nuestros alumnos y
el cómo esta se manifiesta en ellos mismos, en
su entorno familiar y laboral, en la comunidad
donde habitan, en aquella que nos rodea y en la
sociedad en general. Conscientes de que la
evaluación de la gestión debe ser un proceso
permanente, a treinta años de vida del CPFA
(once de su adscripción al Programa de
Educación Superior), dieciséis años de la
creación del IUJO y en el año del X Aniversario
del IUSF, este parece ser un momento ideal para
su consideración de manera especial.
El marco teórico: la calidad educativa para
Fe y Alegría
La discusión acerca de la calidad tiene larga
data en Fe y Alegría. El XXXIV Congreso
Internacional celebrado por la Federación
Internacional de Fe y Alegría (FIFYA) en
Bogotá en el año 2003 tuvo como eje central
esta discusión, produciendo, después de amplias
consultas, el documento La calidad de la
Educación Popular. Una aproximación desde Fe
y Alegría (FIFYA, 2008). Este va a ser el marco
referencial cuando el ambiguo concepto de
calidad se discute en cualquiera de nuestras
instancias. Pero si hablamos de ―calidad de la
Educación
Popular‖,
entonces
debemos
puntualizar que:
“Fe y Alegría concibe y asume la
Educación Popular como una propuesta
ética,
política
y
pedagógica
para
transformar la sociedad, de modo que los
pobres y excluidos se conviertan en sujetos
de poder y actores de su vida y de un
proyecto humanizador de sociedad y de
nación”. (Pérez, 2003)
Partiendo de esta concepción de Educación
Popular como filosofía pedagógica asumida por
el movimiento, el XXXIV Congreso da
respuesta a tres interrogantes: ¿qué entendemos
por educación de calidad?; ¿cuáles son los
valores y compromisos que la caracterizan? y
¿cuáles son los criterios que definen una
educación de calidad?
En primer lugar, para Fe y Alegría,
educación de calidad, es aquella que:
“forma la integralidad de la persona
potenciando el desarrollo pleno de todas
sus dimensiones, la que valora su unicidad
individual y su pertenencia socio-cultural
favoreciendo la apropiación y construcción
personal y colectiva de conocimientos,
actitudes y habilidades; es la que capacita
para mejorar la calidad de vida personal y
de la comunidad, comprometiendo a las
personas en la construcción de una
sociedad más justa y humana”. (FIFYA,
2008a)
Esta educación de calidad se caracteriza por
una práctica educativa y de promoción social
entendidas
como
todo
un
proceso
concientizador, transformador, participativo,
solidario,
reflexivo,
relevante,
creativo,
equitativo, eficiente y eficaz, elaborado desde y
con los excluidos, promoviendo un liderazgo
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