Movimiento Pedagógico N°55 | Page 7

ha participado de diversas maneras en múltiples espacios. No es nuestro propósito discutir aquí los avances, dificultades y aspectos polémicos que ciertamente se han dado en torno a este evento. Ya habrá oportunidad para ello. Sí queremos destacar que el mismo ha sido un estímulo para cuestionarnos en el IUSF, donde prestamos servicio, la necesidad de dar a lo interno una discusión que no es nueva en Fe y Alegría, pero, en la cual estamos rezagados: el análisis reflexivo acerca de la calidad de la educación que brindamos a nuestros alumnos y el cómo esta se manifiesta en ellos mismos, en su entorno familiar y laboral, en la comunidad donde habitan, en aquella que nos rodea y en la sociedad en general. Conscientes de que la evaluación de la gestión debe ser un proceso permanente, a treinta años de vida del CPFA (once de su adscripción al Programa de Educación Superior), dieciséis años de la creación del IUJO y en el año del X Aniversario del IUSF, este parece ser un momento ideal para su consideración de manera especial. El marco teórico: la calidad educativa para Fe y Alegría La discusión acerca de la calidad tiene larga data en Fe y Alegría. El XXXIV Congreso Internacional celebrado por la Federación Internacional de Fe y Alegría (FIFYA) en Bogotá en el año 2003 tuvo como eje central esta discusión, produciendo, después de amplias consultas, el documento La calidad de la Educación Popular. Una aproximación desde Fe y Alegría (FIFYA, 2008). Este va a ser el marco referencial cuando el ambiguo concepto de calidad se discute en cualquiera de nuestras instancias. Pero si hablamos de ―calidad de la Educación Popular‖, entonces debemos puntualizar que: “Fe y Alegría concibe y asume la Educación Popular como una propuesta ética, política y pedagógica para transformar la sociedad, de modo que los pobres y excluidos se conviertan en sujetos de poder y actores de su vida y de un proyecto humanizador de sociedad y de nación”. (Pérez, 2003) Partiendo de esta concepción de Educación Popular como filosofía pedagógica asumida por el movimiento, el XXXIV Congreso da respuesta a tres interrogantes: ¿qué entendemos por educación de calidad?; ¿cuáles son los valores y compromisos que la caracterizan? y ¿cuáles son los criterios que definen una educación de calidad? En primer lugar, para Fe y Alegría, educación de calidad, es aquella que: “forma la integralidad de la persona potenciando el desarrollo pleno de todas sus dimensiones, la que valora su unicidad individual y su pertenencia socio-cultural favoreciendo la apropiación y construcción personal y colectiva de conocimientos, actitudes y habilidades; es la que capacita para mejorar la calidad de vida personal y de la comunidad, comprometiendo a las personas en la construcción de una sociedad más justa y humana”. (FIFYA, 2008a) Esta educación de calidad se caracteriza por una práctica educativa y de promoción social entendidas como todo un proceso concientizador, transformador, participativo, solidario, reflexivo, relevante, creativo, equitativo, eficiente y eficaz, elaborado desde y con los excluidos, promoviendo un liderazgo 5