La confusión de sentimientos es el tema central que comparte con la última realización de Gregg Araki, Kaboom. Una pareja de amigos interesados por un joven que parece no decidirse por una u otra tendencia y se deja llevar por el juego de la seducción. Los esfuerzos de ambos amigos por atraer al joven van desde lo ridículo a lo heroico y la sexualidad, un pretexto para reflexionar sobre el futuro, la amistad y el amor.
El universo puede ser pop, la vida llena de colores pero las dudas de los protagonistas son grises o negras. La película inserta monólogos de jóvenes, como en un falso documental, que hablan de sus frustraciones, sus miedos y sus inquietudes.