RUTA DEL MES
la IV Maratón
Guzmán el Bueno
S
egundo objetivo de la
“temporada” la IV Mara-
tón Guzmán el Bueno,
que se celebra en Córdoba, con
90km y más de 2000 metros de
desnivel acumulado, con gran
cantidad de senderos y zonas téc-
nicas, una de las rutas más duras
de Andalucía junto a la de los 101
de Ronda.
A las 6:00 salimos de Alcázar,
Manolo, Roberto con su hijo
Diego (de acompañante) y yo,
rumbo a Córdoba ya que a las
10:00 empezaba la marcha y
antes teníamos que descargar
las bicis, equiparnos y recoger
los dorsales.
Llegamos a Córdoba, con el
tiempo justo, fui a buscar a mi
prima, le entregué las llaves del
coche para que lo subiera al ce-
rro Muriano y tener las mochilas
más a mano (¡gracias Marta!) y
nos fuimos a recoger los dorsa-
les y el chip para el control de
tiempo.
Nos colocamos muy al final de
todos los participantes, ¡es lo que
tiene llegar tan justos! Según la
megafonía somos unos 1500
bikers preparados en la salida,
la cual dan a las 10:00. Los piti-
dos de los chips son continuos al
cruzar la línea de salida que se
mezclan con los aplausos de fa-
miliares y amigos.
Salida rápida, llaneo junto al ca-
nal y primeros tapones. Los pa-
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rones son muy frecuentes, cada
dos por tres nos toca bajar de la
bici y esperar a que avancen los
primeros... ¡cómo sea así todo el
tiempo!
Comienzan las cuestas y subidas
técnicas. Adelantamos a mucha,
mucha gente en las subidas; las
bajadas son muy peligrosas, mu-
chas raíces, surcos en la tierra
originados por el paso del agua y
mucha piedra.
Los avituallamientos muy bien
organizados, los militares se en-
cargan de que no nos falte de
nada, ¡menudo despliegue! fruta,
pastelitos, barritas, frutos secos,
agua, bebida isotónica casera...
y tras una pequeña parada, nos
reagrupamos con Manolo y conti-
nuamos.
Es una ruta muy bonita, muchos
senderos, mucha naturaleza ex-
trema, paisajes increíbles, pero
muy muy dura, hay que ir bien
preparados para solo pensar en
intentarlo.
Pasamos junto al embalse de la
Jarosa, el cual estaba a rebosar
de agua, cruzamos arroyos con el
agua por las rodillas, los pies agra-
decían este baño de agua fresca,
pero los parones aún seguían
siendo frecuentes, se formaban
embudos que nos retrasaban y al
mismo tiempo desmoralizaban.
Cuando llegaba a la zona o piedra
por la cual se originaba el parón,
pensaba: ¡cómo es que la gente
se baja de la bici para pasar por
esta piedra!
Cada vez eran más frecuentes las
zonas de escalada, bici al hombro
y a subir por piedras imposibles,
menos mal que la gente de Anda-
lucía tiene esa “guasa” y en los
momentos malos son capaces
de arrancarte una sonrisa. Eran
muchos los que nos encontramos
por el camino dando nos ánimos.
Nos advirtieron, mediante un co-
rreo electrónico que en la bajada
del Anker que se encontraba al
pasar el club de golf del campo
de Córdoba, era obligatorio bajar-
se de la bici y hacerla andando y
que habría gente de la organiza-
ción para obligarnos a ello, pero
no hizo falta... Nadie me dijo que
me bajara, pero al ver el panora-
ma, lo mejor era bajar y andar.
Una bajada que ya de por sí era
complicada hacer andando, la
bici se iba sola, si la hubiera solta-
do habría llegado rodando a bue-
na marcha hasta abajo sin parar
en ningún momento, sin duda la
peor bajada de todas las que he
hecho....
Pero a pesar de la brutal bajada,
el mayor recuerdo que tengo es el
del paisaje, era espectacular, lo
que podíamos ver desde allí arri-
ba, imposible olvidar.
A duras penas llegamos Roberto
y yo al final de la bajada, después
de dar algún que otro resbalón..
Tras recorrer infinidad de kiló-
metros por sendas, volvemos a
comenzar el ascenso, para llegar
al Cerro Muriano. De nuevo, mu-
chas subidas duras y técnicas.
A pesar del calor nos seguimos
encontrando con gente dando
ánimos, gente de que estaba de
picnic, pasando un agradable
Domingo y que al ver lo que es-
tábamos sufriendo nos ofrecían
la bebida de sus neveras para
refrescarnos ¡qué bien me sentó
ese Aquiarius!!
Último avituallamiento a tanto
solo 8 km del final, ¡ya lo tenéis
casi hecho!, nos dicen los milita-
res, solo os falta el “arrastracu-
los”
Llegamos a tan famosa subida,
los bikers se bajaban y empuja-
ban. Roberto y yo, cansados de
empujar, subimos poco a poco
hasta el final recibiendo aplausos
y ánimos de los espectadores
concentrados en esta subida.
Entramos en la base militar del
Cerro Muriano donde está la línea
de meta tras 7:39 horas de sufri-
miento, pero alegres de poder
terminar sin percances graves ni
averías.
Mientras que comemos algo, lle-
ga Manolo. Volvemos a estar to-
dos juntos y sin incidencias... Aho-
ra solo falta cargar las bicis, una
ducha rápida y vuelta a casa con
los deberes hechos ¡ Así da gusto!
A pesar de la dureza del recorri-
do, el año que viene volveré.
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