Mone! Magazine MB Numero 05 | Page 4

RUTA DEL MES la IV Maratón Guzmán el Bueno S egundo objetivo de la “temporada” la IV Mara- tón Guzmán el Bueno, que se celebra en Córdoba, con 90km y más de 2000 metros de desnivel acumulado, con gran cantidad de senderos y zonas téc- nicas, una de las rutas más duras de Andalucía junto a la de los 101 de Ronda. A las 6:00 salimos de Alcázar, Manolo, Roberto con su hijo Diego (de acompañante) y yo, rumbo a Córdoba ya que a las 10:00 empezaba la marcha y antes teníamos que descargar las bicis, equiparnos y recoger los dorsales. Llegamos a Córdoba, con el tiempo justo, fui a buscar a mi prima, le entregué las llaves del coche para que lo subiera al ce- rro Muriano y tener las mochilas más a mano (¡gracias Marta!) y nos fuimos a recoger los dorsa- les y el chip para el control de tiempo. Nos colocamos muy al final de todos los participantes, ¡es lo que tiene llegar tan justos! Según la megafonía somos unos 1500 bikers preparados en la salida, la cual dan a las 10:00. Los piti- dos de los chips son continuos al cruzar la línea de salida que se mezclan con los aplausos de fa- miliares y amigos. Salida rápida, llaneo junto al ca- nal y primeros tapones. Los pa- 4 rones son muy frecuentes, cada dos por tres nos toca bajar de la bici y esperar a que avancen los primeros... ¡cómo sea así todo el tiempo! Comienzan las cuestas y subidas técnicas. Adelantamos a mucha, mucha gente en las subidas; las bajadas son muy peligrosas, mu- chas raíces, surcos en la tierra originados por el paso del agua y mucha piedra. Los avituallamientos muy bien organizados, los militares se en- cargan de que no nos falte de nada, ¡menudo despliegue! fruta, pastelitos, barritas, frutos secos, agua, bebida isotónica casera... y tras una pequeña parada, nos reagrupamos con Manolo y conti- nuamos. Es una ruta muy bonita, muchos senderos, mucha naturaleza ex- trema, paisajes increíbles, pero muy muy dura, hay que ir bien preparados para solo pensar en intentarlo. Pasamos junto al embalse de la Jarosa, el cual estaba a rebosar de agua, cruzamos arroyos con el agua por las rodillas, los pies agra- decían este baño de agua fresca, pero los parones aún seguían siendo frecuentes, se formaban embudos que nos retrasaban y al mismo tiempo desmoralizaban. Cuando llegaba a la zona o piedra por la cual se originaba el parón, pensaba: ¡cómo es que la gente se baja de la bici para pasar por esta piedra! Cada vez eran más frecuentes las zonas de escalada, bici al hombro y a subir por piedras imposibles, menos mal que la gente de Anda- lucía tiene esa “guasa” y en los momentos malos son capaces de arrancarte una sonrisa. Eran muchos los que nos encontramos por el camino dando nos ánimos. Nos advirtieron, mediante un co- rreo electrónico que en la bajada del Anker que se encontraba al pasar el club de golf del campo de Córdoba, era obligatorio bajar- se de la bici y hacerla andando y que habría gente de la organiza- ción para obligarnos a ello, pero no hizo falta... Nadie me dijo que me bajara, pero al ver el panora- ma, lo mejor era bajar y andar. Una bajada que ya de por sí era complicada hacer andando, la bici se iba sola, si la hubiera solta- do habría llegado rodando a bue- na marcha hasta abajo sin parar en ningún momento, sin duda la peor bajada de todas las que he hecho.... Pero a pesar de la brutal bajada, el mayor recuerdo que tengo es el del paisaje, era espectacular, lo que podíamos ver desde allí arri- ba, imposible olvidar. A duras penas llegamos Roberto y yo al final de la bajada, después de dar algún que otro resbalón.. Tras recorrer infinidad de kiló- metros por sendas, volvemos a comenzar el ascenso, para llegar al Cerro Muriano. De nuevo, mu- chas subidas duras y técnicas. A pesar del calor nos seguimos encontrando con gente dando ánimos, gente de que estaba de picnic, pasando un agradable Domingo y que al ver lo que es- tábamos sufriendo nos ofrecían la bebida de sus neveras para refrescarnos ¡qué bien me sentó ese Aquiarius!! Último avituallamiento a tanto solo 8 km del final, ¡ya lo tenéis casi hecho!, nos dicen los milita- res, solo os falta el “arrastracu- los” Llegamos a tan famosa subida, los bikers se bajaban y empuja- ban. Roberto y yo, cansados de empujar, subimos poco a poco hasta el final recibiendo aplausos y ánimos de los espectadores concentrados en esta subida. Entramos en la base militar del Cerro Muriano donde está la línea de meta tras 7:39 horas de sufri- miento, pero alegres de poder terminar sin percances graves ni averías. Mientras que comemos algo, lle- ga Manolo. Volvemos a estar to- dos juntos y sin incidencias... Aho- ra solo falta cargar las bicis, una ducha rápida y vuelta a casa con los deberes hechos ¡ Así da gusto! A pesar de la dureza del recorri- do, el año que viene volveré. 5