Sebastián no tenía tiempo para tomar el desayuno estaba apurado para ir a trabajar. Hasta se olvidó de ponerle el agua a su gato negro. Cuando cerró la puerta lo escuchó llorar y se acordó del amuleto. No le dio importancia y salió en la parada del colectivo. Sacó la sube y se le cayó el teléfono.
Se rompió en mil pedazos y por primera vez en su vida llegó tarde al hospital.
El jefe lo retó y lo mando a hacer una tarea al piso trece.
Enojado, fue al depósito a buscar una camilla y su compañero.
Pablo, le avisó que el ascensor estaba roto, nadie sabía que Sebastián le tenía pánico a las escaleras. En ese momento justo cuando estaba punto de ponerse a llorar. Mágicamente apareció Suerte, su gato que llevaba el amuleto colgando del collar. Emocionado por la felicidad de su mascota salió corriendo al kiosco y le compró una botella de agua mineral, los dos recuperaron su suerte.
El Gato en la Escalera