editorial
La literatura nunca está rígida, congelada, estática, inmutable ni invariable, al contrario, se mueve, cambia, muta, fluye en el tiempo, se transforma de mente a mente, de lectura a lectura, de escritura a escritura, de tradición a tradición. La literatura puede tomar formas antiguas y otras totalmente nuevas sin importarle la época. También puede cambiar según su posición en el globo, su escondite o su sala de exposición y su cultura. Aparece la literatura en los libros físicos, en blogs, en audiolibros, en representaciones pictóricas y audiovisuales, de forma virtual y en imágenes, en definitiva en múltiples presentaciones; las hay en antologías, colecciones, historias ilustradas y muchos textos llenos de historias, poemas, caricaturas, y hasta revistas que dan el espacio a esos nuevos escritores o a los de siempre, pero que con sus ideas y pensamientos demuestran que la literatura no es monótona, sino que por el contrario se dinamiza y perdura; la literatura les da vida a esos escritores, a sus ideas les da un lugar, rompe el mármol que endurece sus mentes, enfría sus corazones, maniata sus manos y sella su boca.
Así pues, este número incluye las secciones de Historias del camino, ¡Habla, Poesía!, Reminiscencias, Bocados. La primera mencionada es una sección pensada para dar campo a una comunidad en especial con un camino particular de literatura, como lo podrían ser la literatura Wayú, japonesa o cualquier otra. Esto lo hacemos con el objetivo de incluir otro tipo de contextos literarios a la revista. La sección ¡Habla, Poesía! como indica su nombre es un espacio para la poesía, cabe aclarar que no está pensada para solo poemas sino para textos que hagan alusión a la poesía.
parados en el presente, y por último la parte llamada Bocados es un espacio para escritores no reconocidos que comparten notas, historias cortas o incluso estrofas cortas de poesía.
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Reminiscencias es una ventana al pasado, una ventana en la que se mira