codicia, aún a costa de destruir la sociedad en la que viven. Así es
como las naciones muchas veces se condenan a la ruina y los im-
perios se hunden, porque una vez la mentira se implanta en los
núcleos de poder, nadie es capaz de cuestionarla y a consecuencia
de ello no son capaces de frenar su desintegración.
En la actualidad está de moda decir que todo se resume a una so-
ciedad formada por políticos malos que engañan a trabajadores
buenos, pero tal cosa no es verdad, pues en realidad la mediocri-
dad del mundo no sería tal si no fuera por la vagancia de la clase
trabajadora que se cree con demasiada facilidad las mentiras que
les cuentan, esto ocurre porque no quieren molestarse en buscar
ellos mismos la verdad, se quejan de la codicia de los políticos
cuando ellos son codiciosos, se quejan de la falta de ética cuando
ellos no saben lo que significa la palabra moral, esta gente se ol-
vida que no solo existe la riqueza material también la hay espiri-
tual y que lo mismo puedes encontrar un pobre que además es un
canalla, como un rico con bastante dignidad, es cierto que un
mundo mejor es posible, pero solo se podrá conseguir cuando ca-
da ciudadano rechace la mediocridad que hay dentro de sí mismo,
porque la mediocridad de la clase política solo es el reflejo de la
mediocridad de la sociedad a la que representa.
En realidad, las personas mezquinas son infelices porque no com-
prenden que la clave de la felicidad está en vivir con equilibrio y
moderación, no comprenden que de la misma forma que para pro-
ducir vida es necesario unir tierra y agua de forma equilibrada, del
mismo modo para que las relaciones humanas sean fructíferas es
necesario acompañar al deseo material de riquezas con el deseo
de una vida plenamente desarrollada en el aspecto espiritual. Es
necesario comprender que el bien de todos también es el bien de
uno mismo, y que solo cuando se aprende a respetar los derechos
de los demás se está en condiciones de vivir en sociedad. Porque
un alma embrutecida, que se olvida de los valores espirituales, se
vuelve insensible e incapaz de sentir, porque un hombre que solo
se tiene en cuenta el materialismo es igual que un desierto al que
le falta el agua y por lo tanto incapaz de desarrollar plenamente la
vida, una persona así nunca será feliz por más riqueza que consi-
ga, estas almas atormentadas solo se encontraran en paz cuando
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