COMUNICACIÓN DE GNOSIS UNIVERSAL!
NOVIEMBRE, 2014
E Q UI NOC C I O D E OTOÑ O
Por:
Gottfried
Purucker
de
Theosophical
University
January 15, 1874,
Suffern, New York
– September 27, 1942
De todas las cuatro estaciones
iniciáticas del año, ninguna quizás
es más difícil describir que los
eventos, pruebas y triunfos que
pertenecen a la iniciación del
Equinoccio de Otoño técnicamente
llamada el Gran Paso. Así como el
Solsticio de Invierno está
conectado con el evento llamado el
Gran Nacimiento, y el Equinoccio
de Primavera está relacionado con
el evento llamado la Gran
Tentación, y el Solsticio de Verano
con el sublime evento llamado la
Gran Renunciación, así el
Equinoccio de Otoño esta
relacionado con el evento llamado
el Gran Paso, los recónditos y en
SRI YUKTESWAR
Foto: Sergio Laboriel
algunos casos pavorosos misterios
de la muerte.
Como se ha señalado
anteriormente, los Pratyeka
Buddhas, santos y grandes
hombres como ellos son,
ejemplifican un aspecto de los
eventos correspondientes a la
iniciación equinoccial de otoño,
porque llega el momento en el ciclo
de vida o historia esotérica de un
Pratyeka Buddha cuando toma la
decisión final respecto a cuál de los
dos senderos debe de tomar:
primero, el de regresar entre los
hombres como un Buddha de
Compasión; o segundo, el de
avanzar firme en el sendero del
logro individual para sí mismo, con
la luz de la eternidad brillando en
su frente, pero con el corazón
cerrado al grito de miseria y
muchas veces de desesperación
que brota de las multitudes de
peregrinos que luchan en el camino
detrás de él.
El Pratyeka Buddha definitivamente
escoge el Gran Paso, muere
absolutamente, y por el término que
dure un manvántara cósmico puede
estar fuera del mundo de los
hombres y seres sensibles que
viajan atrás de él. Y no vuelve. Él
ha llegado a ser uno con sus partes
divinas y espirituales, pero en un
recinto cerrado de forma
autosuficiente, de tal manera que
aunque su ser brille como sol y esté
hundido en el inefable misterio y
dicha de nirvana, su campo de
conciencia está limitado a su propio
huevo áurico aunque éste esté
ampliamente difundido o esparcido.
Él permanece sumergido en las
profundidades de la conciencia
cósmica, pero !ay! inconsciente de
todo excepto de sí mismo. Extraña
paradoja, en verdad, que aunque
es parte de la conciencia cósmica
del sistema solar, él entiende esto y
lo siente solo en la medida en que
se refiere a la percepción de su
propia esencia.
El Equinoccio de Otoño,
evento llamado el Gran
Paso, recónditos misterios
de la muerte
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