Military Review Edición Hispano-americana Enero-Febrero 2015 | Page 18

más importante de un oficial, y es el punto clave para fomentar el ambiente necesario a fin de que sobreviva el espíritu guerrero. El carácter fuera de época de Janowitz y las críticas de las fuerzas armada en las décadas de los años 80 y 90 sugieren que el Ejército no siempre está lleno de líderes talentosos de arriba abajo. Una revisión del modelo de liderazgo de Janowitz en 1985 llevó al teniente coronel, Richard Baucom, Fuerza Aérea de EUA, a concluir que el estatus elevado de los administradores militares reemplazó el reconocimiento de las Fuerzas Armadas para el líder heroico. El equilibrio está desestabilizado por varios factores que erosionan el respeto que los líderes heroicos tradicionalmente reciben en la profesión militar; con su declive llega un deterioro del espíritu guerrero que ellos personifican” .17 Baucom concluyó que estos factores incluyeron un énfasis excesivo en la administración y una fascinación con la tecnología que produjo un desequilibrio entre el administrador y el héroe, lo cual produjo efectos perjudiciales en el espíritu guerrero. Del mismo modo, al fin de la guerra del Golfo Pérsico, muchos líderes de mayor antigüedad cuestionaron la presencia del liderazgo heroico y el espíritu guerrero que el mismo genera. Basado en presiones sociales externas, las Fuerzas Armadas en lugar de aceptar a los guerreros como personas especiales y singulares, se centraron más en la estandarización de todas las fuerzas militares, las cuales eran muy dependientes de las soluciones tecnológicas para ganar las guerras. El retirado general, William C. Moore, Ejército de EUA, expresó su preocupación en cuanto a un alejamiento del espíritu guerrero, que se reflejaba en una disminución de los estándares de entrenamiento militar y las actitudes predominantes de una creciente separación entre los valores militares y los de la sociedad. Él escribió lo siguiente:”Se desvanece la cultura de ser un guerrero— el espíritu de unidad se forma en torno a los ‘lazos’ que hay entre los guerreros que ahora es denigrado como un concepto irrelevante que solo sirve para racionalizar el comportamiento y políticas políticamente incorrectas” .18 El abandono de la cultura guerrera para conformarse a las expectativas de la sociedad, no es un factor principal en el Ejército post Afganistán, sino un regreso a la rutina burocrática con una reversión a la 16 dependencia de medidas estadísticas como indicadores del liderazgo que pueden tener el mismo efecto. La rutina administrativa y la aversión a correr riesgos Antes de las operaciones de combate en Irak y Afganistán, gran parte de la vida en el Ejército constaba de tareas sumamente rutinarias y responsabilidades mundanas. Los estados mayores de las unidades centraron sus esfuerzos en crear la sesión informativa de entrenamiento trimestral mediante la formulación de largas presentaciones de diapositivas y la administración de recursos para llevar a cabo los ejercicios de entrenamiento aprobados. Con una evaluación final de unidad que consistía en una evaluación externa en un centro de entrenamiento del Ejército, el análisis de los líderes de la unidad consistía, casi en su totalidad, de un La Soldado Jo Marie Rivera, izquierda, una especialista de recursos humanos y la Sargento de Primera Clase Rebecca Hamby, una policía militar, ambas del 3er Equipo de Combate de Brigada, mantienen la seguridad para una jefe de equipo de interacción femenina, durante una consulta en una clínica en el distrito de Tarnak Wa Jaldak, provincia de Zabul, Afganistán, 18 de septiembre de 2013. (Ejército de EUA, Sgto. Kandi Huggins) Enero-Febrero 2015  MILITARY REVIEW