Mi primera revista | Page 145

Los padres también han vivido de una manera especial este intercambio, y por eso una madre y un padre nos han querido contar su experiencia.

“Hace un año, nos embarcamos en la experiencia de participar en el intercambio con Francia. Empezaron las reuniones y veíamos que el proyecto iba adelante. Pero, según se acercaban las fechas, a todos nos surgían miedos, nervios, dudas, preocupaciones…

Llegó el 6 de abril. Teníamos todo preparado para recibir a los franceses. Todos estábamos muy nerviosos. Íbamos a conocer personalmente a “nuestro hijo francés” durante una semana.

La experiencia ha sido muy gratificante, ya que hemos aprendido a convivir con personas ajenas al núcleo familiar, cuyas costumbres son diferentes a las nuestras, en lo que se refiere a horarios, comidas y forma de vida… Al principio, uno no sabe cómo actuar ni qué hacer porque la primera barrera que tenemos es el idioma; pero, gracias a las nuevas tecnologías y a las ganas de agradar, hemos aprendido a sobrellevarlo y a comunicarnos un poco mejor, poniendo especial empeño en que cada francés se llevara un grato recuerdo.

Nos ha faltado un poco más de tiempo ya que, cuando empezábamos a adaptarnos, llegó el momento de su partida. El tiempo pasó rápido ya que había muchas actividades programadas: clases en el colegio, visitas, excursiones…

Y llegó el 12 de abril, la despedida fue muy emotiva porque nos habíamos cogido mucho cariño; pero nuestros hijos se volverían a encontrar un mes más tarde.

El 4 de mayo, llegó la hora de ir a Francia. La experiencia allí también ha sido estupenda, nuestros hijos han regresado contentos porque han vivido días intensos, inolvidables y los padres franceses les han tratado como un miembro más de sus familias.

La experiencia ha valido la pena y damos las gracias al colegio, en especial a Ana Báñez y a José Luis Méndez, por mantenernos informados de nuestros hijos en todo momento, por embarcarnos en esta experiencia, que ha supuesto el logro de muchos retos personales y de superación y madurez de nuestros hijos.

Sentimos una gran satisfacción al saber que los franceses se sintieron bien con nosotros y que, al igual que ellos han dejado una gran huella en nuestros corazones, nosotros también en los suyos.

¡Gracias por esta experiencia inolvidable! En definitiva, algo para recordar y repetir.”

ANA PERRINO y DAVID RIERA