Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 99
¨El Misterio de Belicena Villca¨
la Ley. ¡Extraña comunidad la de Cister y Claraval, integrada por Golen y judíos, mientras
Europa entera se proclama “cristiana” frente a los pueblos “infieles” de Oriente!
A la muerte de San Bernardo existían trescientos cincuenta monasterios cistercienses, y al
final del siglo XIII, llegaban a setecientos en Europa. De este modo se llevó adelante el primer
movimiento.
En cuanto a Cluny, no hay que creer que la fundación del Cister y la expansión de la
Orden del Temple le iban a restar algún poder. Prueba de ello es el enorme volumen de sus
instalaciones alcanzado en el siglo XIII; como ejemplo, valga recordar que en 1245, con motivo
del Concilio General de Lyon reunido por los Golen para excomulgar al Emperador Hiperbóreo
Federico II, una numerosa comitiva acompañó al Papa en su visita a Cluny, donde fueron
alojados cómodamente sin necesidad de que los monjes abandonasen sus celdas; vale decir,
que poseía infraestructura como para alojar a un Papa, un Emperador y un Rey de Francia,
junto a todos los prelados y Señores de sus cortejos. No crea que exagero, Dr. Siegnagel:
además del Papa Inocencio IV estaban allí los dos Patriarcas de Antioquía y Constantinopla,
doce Cardenales, tres Arzobispos, quince Obispos, el Rey de Francia San Luis, su madre
Blanca de Castilla, su hermano el Duque de Artois, y su hermana, el Emperador de
Constantinopla Balduino II, los hijos del Rey de Aragón y Castilla, el Duque de Borgoña, seis
Condes, y un elevado número de Señores y Caballeros. Su biblioteca contaba con cinco mil
volúmenes copiados por los frailes, aparte de los cientos de manuscritos, rollos y libros de la
Antigüedad, que eran piezas únicas en Europa.
Decimoctavo Día
En el año 1118, al fin, los nueve Golen hallaron la Clave del Templo de Salomón con la
aprobación de la Fraternidad Blanca: son tres Sacerdotes Iniciados, encargados de localizar
las Tablas de la Ley, y seis Caballeros de custodia. Uno de los Iniciados es el Conde Hugo de
Champaña, en cuyas tierras se ha instalado el Cister, quien es pariente del Rey Balduino de
Jerusalén y allana sin dificultades la ocupación del sitio solicitado: es el emplazamiento
tradicional del Templo de Salomón. Su residencia por varios años en ese lugar les significaría
el nombre de Caballeros del Temple que adoptaron después, aunque ellos preferían llamarse
Únicos Guardianes del Templo de Salomón. Finalmente, tras mucho buscar, meditar,
reflexionar, y comprender la naturaleza del Secreto, y contar también con la ayuda de los
“Ángeles” de la Fraternidad Blanca, los Templarios estuvieron en condiciones de encontrar el
Arca. Y cuando el Secreto llegó a sus manos, y se preparaban para escoltarla a Europa, se les
unieron Bera y Birsa, los mismos Inmortales que asesinaron a las Vrayas de la Casa de
Tharsis. Desde Chang Shambalá, la Fraternidad Blanca enviaba a Bera y Birsa para
acompañar el transporte del Arca hasta Claraval y asegurarse de que ésta llegase sin
problemas; una vez allí, intentarían apoderarse de la Espada Sabia y ajustar las cuentas
pendientes con la Casa de Tharsis. Suspenderé por un momento, el relato de las
consecuencias que esa nueva aparición de los Inmortales tendría para los Señores de Tharsis.
Lo más importante ahora es destacar que en el año 1128, el Arca está instalada en
Claraval, en poder de los más altos dignatarios de la Sinagoga y de la Iglesia Golen, en el
Corazón del Colegio de los Constructores de Templos. De esta manera se desarrolló el
segundo movimiento.
El resultado triunfal de ambos movimientos motivó a los Golen para actuar de inmediato
con el tercero. Se encuentran en la Champaña los seis Caballeros que han transportado el
Arca, junto a Bera y Birsa que aún permanecen en Claraval instruyendo al Colegio de
Constructores, y se conviene en constituirlos en Orden de Caballería. Con ese secreto fin, San
Bernardo convoca en 1128 un Concilio en Troyes, en la región de Champaña, a la que asisten
en su totalidad clérigos benedictinos y cistercienses: Obispos, Abades y Priores de todos los
monasterios de la Orden, que vienen conscientes de la importancia del evento y desean
observar de cerca a los terribles Inmortales Bera y Birsa que también estarán presentes. En el
Concilio de Troyes se aprueba la formación de la Orden del Temple y se encomienda a San
Bernardo la redacción de su Regla. Será ésta una Regla monástica, básicamente cisterciense
pero completada con normas y disposiciones que regulan la vida militar: al frente de la Orden
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