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¨El Misterio de Belicena Villca¨
Pero el éxito del plan respondía, en todo caso, de la sujeción del Emperador frente a la
autoridad del Papa, del dominio que la Iglesia pudiese imponer sobre el temperamento
naturalmente indómito de los soberanos germanos. Sería allí donde se medirían nuevamente
las fuerzas del Pacto Cultural contra el Recuerdo inconsciente del Pacto de Sangre. Para eso
los Golen sentarían en el Trono de San Pedro a un reformador cluniacense de fanatismo sin
par, el monje Hildebrando, que pasará a la Historia como el Papa Gregorio VII, el Papa que
haría humillar al Emperador Enrique IV en Canossa antes de levantarle la excomunión,
demostrando con ello “la superioridad del poder espiritual sobre el poder temporal”, es decir,
sosteniendo la antigua falsificación de los Atlantes morenos y de los Sacerdotes del Pacto
Cultural: para la Sabiduría Hiperbórea del Pacto de Sangre, contrariamente, el Espíritu es
esencialmente guerrero y, por lo tanto, las castas nobles y guerreras son espiritualmente
superiores a las sacerdotales. Mas, con la debilidad de Enrique IV, el daño estaba causado y le
tocaría a sus descendientes luchar contra un papado Golen erigido en director del Destino de
Occidente.
Que los Golen no confiaron ni confiarían jamás en los Alemanes, aparte de la radicación
del Colegio de Constructores en Cluny, lo indica su actitud favorable a los normandos como
ejecutores preferidos de sus planes, seguidos de los franceses. Aquellos, que no pertenecían
como se supone a la familia de pueblos germanos sino a una tribu céltica de escandinavia,
étnicamente diferente de los vikingos noruegos, suecos y daneses, se habían conquistado un
Ducado en el Norte de Francia, la Normandía, que fue reconocido oficialmente por Carlos el
Simple en el año 911: por el tratado de paz pactado entonces en Saint Clair-Sur-Epte, el
Duque Rollón se bautizaba y aceptaba el cristianismo junto con su pueblo, cuya
evangelización definitiva se dejaba en manos de la Orden benedictina. No tardaron, pues, en
florecer los monasterios en la Normandía y en quedar finalmente toda la nobleza normanda
bajo las influencias de Cluny. Ciento cincuenta años después se comprobaban los efectos de
la paciente labor de adoctrinamiento y acondicionamiento cultural realizado por los
benedictinos: los normandos estaban preparados para constituirse en un brazo ejecutor de los
planes de la Fraternidad Blanca. El Papa Golen Nicolás II, aquel que instituye la elección papal
por parte de los Cardenales les entrega en feudo al Sur de Italia: al Rey Roberto Guiscardo, la
Apulia, Calabria y Sicilia; a Ricardo de Anversa, Capua; corre el año 1059. Siete años
después, en 1066, el Duque de Normandía, Guillermo el Conquistador, se apodera de
Inglaterra con la colaboración, o traición desembozada, de la Orden benedictina de la isla:
gracias a él ingresan nuevamente en Inglaterra los miembros del Pueblo Elegido, que habían
sido expulsados en el año 920 por el Rey Knut el Grande bajo el cargo de “enemigos del
Estado”. El Papa es entonces el benedictino Alejandro II, pero los cerebros que dirigen la
maniobra son los Golen Cluniacenses Hildebrando y Pedro Damiano. Al sucederlo en el
papado el mismo Hildebrando, o Gregorio VII, en 1073, una franja impresionante que
desciende desde Irlanda, abarca Inglaterra, Normandía, Flandes, Francia, Borgoña, Italia, y
concluye en Sicilia, se halla sometida a la influencia directa de los Golen de Cluny.
Cabe agregar sobre Hildebrando, un dato que no debe ser jamás olvidado: su origen judío.
Hildebrando, en efecto, era bisnieto de Baruk, el banquero judío que se convirtió al
cristianismo y que fue cabeza de la familia Pierleoni, un linaje que influyó durante siglos en las
elecciones papales. Gracias al dinero de los Pierleoni, por ejemplo, Hildebrando había logrado
la elección de Alejandro II y apoyo para sus propios planes. Y la Banca Pierleoni, por
supuesto, era muy caritativa; y su caridad, desde luego, tenía directo beneficiario: la
Congregación de Cluny, donde sus hermanos de Raza y los Golen preparaban el Gobierno
Mundial del Pueblo Elegido.
Poner a punto el plan de los Golen demandará un ensayo preliminar: esa prueba general
de verificación de potencialidades será la Primera Cruzada. En 1078, Gregorio VII y la plana
mayor Golen reciben dos noticias simultáneas: la más importante es la que proviene de la
Fraternidad Blanca, en la que los Inmortales aprueban al fin, el traslado a Europa de las
Tablas de la Ley, ocultas durante veinticinco siglos en Jerusalén, en las proximidades del
Templo de Salomón. La otra noticia viene del Imperio de Oriente, que está cercado por un
poderoso despliegue militar de los Turcos seldaschukos, quienes ya ocuparon Irán, Bagdad,
Siria, Palestina, gran parte del Asia Menor, y acaban de apoderarse de Jerusalén. Esas
noticias deciden a los Golen sobre la forma en que ensayarán sus fuerzas: predicarán la
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