Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 95
¨El Misterio de Belicena Villca¨
cosas de la Creación: Con esas Tablas en su poder, los Golen estarían en condiciones de
levantar el Templo de Salomón en Europa, cumpliendo así con los planes de la Fraternidad
Blanca y elevando al Pueblo Elegido al Trono del Mundo. Claro que antes de llegar a tan
maravillosas realizaciones la Orden benedictina tendría que resolver varios problemas:
además de poner en marcha el Colegio de Constructores de Templos, habría que crear las
condiciones para que los pueblos del Imperio Romano apoyasen la existencia de una Orden
Militar en el seno de la Iglesia Católica. Tal Orden tendría una doble función: por una parte,
custodiar, en el momento que la Fraternidad Blanca decidiese entregarla a los Golen, las
Tablas de la Ley desde su actual ubicación en Jerusalén hasta Europa; y por otra parte servir
como fuerza militar de apoyo a la Constitución de la Sinarquía Financiera, o Concentración del
Poder Económico, que sería necesario establecer en Europa como paso previo al Gobierno
Mundial del Pueblo Elegido.
Decimoséptimo Día
Llevar a cabo la última parte de los planes de la Fraternidad Blanca requería de una reforma
en el sistema monacal benedictino: se necesitaba, sobre todo, concentrar el Conocimiento de
la Orden y controlar, desde ese centro, las principales funciones culturales de Occidente. Y
aquella reforma no se haría esperar pues estaba prevista de antemano, vale decir, era una
alternativa estratégica de los Golen; en el mismo siglo IX, apenas muerto Carlomagno y
cuando su dinastía se apresta a trabarse en una lucha de facciones, por los trozos del Imperio,
que duraría cien años, ya comienza a perfilarse el cambio: en el año 814, Ludovico Pío, el
Monje, brinda todo su apoyo a San Benito de Aniane para que funde un monasterio en
Aquisgrán, donde la Regla bendictina sería aplicada con el máximo rigor. Tres años después
aquel monje, que había sido enviado a la corte carolingia por el Papa bendictino León III,
redacta y da a conocer el Capitulare Monacorum y el Codex Regularum que daría
fundamentación inicial a la reforma de la Orden benedictina. Pero será en el siglo X cuando el
objetivo de concentrar el Conocimiento de la Orden se logre concretar definitivamente con la
ocupación del monasterio de Cluny. La demora ha de achacarse a la compatibilidad que tal
objetivo debía guardar con la seguridad del Secreto de la Orden: los Golen no podían
arriesgar, a esa altura de los hechos, un fracaso por imprevisión. Por eso la reforma de Cluny
sólo se emprende cuando se dispone de la seguridad de que no será interrumpida.
Con la elección del sajón Enrique I, el Pajarero, como Rey Franco y Emperador, en el año
919, entra en la Historia el extraordinario linaje de los Otones y los Salios, una Sangre Pura
que llegaría a producir un Federico II Hohenstaufen en el siglo XIII, “el Emperador
Hiperbóreo que se opuso con el Poder del Espíritu a los más satánicos representantes
del Pacto Cultural”. En el siglo X, ese linaje poderoso se dedica con vigor a reorganizar el
Reino, en tanto el papado cae en el mayor desprestigio a causa de la digitación efectuada por
las familias de la nobleza romana, especialmente las Teodoras, Crescencios, Túsculos, etc. La
Orden benedictina, que ha decidido aprovechar el momento para trabajar secretamente en la
formación del Colegio de Constructores de Templos, se asegura de entrada que nadie
interfiera en el funcionamiento de Cluny: es que, justamente, el lugar elegido para concentrar
el Conocimiento recayó en un monasterio francés por exclusivos motivos de seguridad. Una
sucesión de bulas papales emitidas durante los siglos X y XI acatadas al pie de la letra por los
duques de Aquitanía y Reyes de Borgoña establecieron la total independencia de Cluny de
cualquier otra autoridad fuera del Papa o sus abades: ni los Reyes, ni los Dux o Condes, ni los
Obispos regionales, podían intervenir en los asuntos del monasterio.
¿Ha escuchado hablar actualmente, Dr. Siegnagel, de ciertas bases secretas que
poseerían las Grandes Potencias, por ejemplo los soviéticos o los norteamericanos, en las que
se habría reunido un enorme número de científicos de todas las especialidades, dotados de
los más avanzados medios instrumentales, para planificar en forma integral objetivos de largo
alcance, y que dependerían directamente del Presidente o de un Consejo Supremo y actuarían
independientemente de cualquier otra autoridad nacional fuera de sus propios jefes o
comandantes? Pues exactamente eso era Cluny en el Siglo X. Allí se planificaba para una
Europa futura, judeocristiana, unificada bajo las Catedrales y el Templo de Salomón,
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