Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 93
¨El Misterio de Belicena Villca¨
Retórica y la Dialéctica; y el Quadrivium, la Astronomía, Geometría, Aritmética y Música.
Desde luego que la enseñanza de tales materias estaba a cargo de los monjes benedictinos,
quienes se habían preparado para eso durante doscientos años y eran los únicos que
disponían de suficientes maestros y material clásico con que cumplir la orden real, que ellos
mismos habían inspirado. Y los benedictinos Golen tenían bien claro cómo debían educar las
mentes europeas para que en los tiempos por venir se experimentase colectivamente la
imperiosa necesidad del Templo local: entonces el Colegio de Constructores Golen, que
pronto se pondría en marcha, levantaría Templos de Piedra nunca vistos, Catedrales
magníficas, Construcciones que en realidad serían máquinas de piedra de tecnología Atlante
morena y cuya función apuntaría a trasmutar la mente del creyente y ajustarla al Arquetipo
colectivo de la Raza hebrea, que es el mismo que el de Jesús Cristo arquetípico.
Alcuino, que se hacía llamar “Flacco” en honor del poeta latino Horacio, dirigía los
círculos culturales benedictinos Golen que rodeaban al Emperador. En tales cenáculos se
respiraba un aire bíblico y judaico muy intenso: el propio Carlomagno exigía ser llamado
“David”, y su fiel consejero Eginardo, por ejemplo, pedía se lo nombrase Beseleel, por el
constructor del Tabernáculo en el Templo de Jerusalén. Y en este especial microclima
ambientado por los benedictinos Golen, al Emperador y sus principales colaboradores de la
nobleza franca, se les iba lavando lentamente el cerebro y se los condicionaba para adoptar el
“punto de vista Golen” sobre el Orden del Mundo. Para preservar ese Orden, por ejemplo, se
debía erradicar el paganismo e imponer mundialmente el judeocristianismo: eso era el Bien, lo
que mandaba la ley de Dios y lo que suscribía el representante de San Pedro. No importaba si
para conseguir ese Bien se debiesen destruir pueblos hermanos: Dios perdonaría a los suyos
todo lo hecho en Su Nombre. Los Golen condicionaban de este modo la mente del Emperador
porque necesitaban un nuevo Perseo, un “Héroe” que cumpliese la sentencia de exterminio
que pesaba sobre el pueblo de Sangre Pura de los Sajones y les permitiese robar su Piedra de
Venus.
Por lo menos el pueblo Perseo de los cartagineses que destruyera a Tartessos mil años
antes pertenecía a otra Raza. El crimen de Carlomagno y sus francos es inestimablemente
mayor, pues, no conforme con apoyar militarmente la ofensiva lanzada por San Bonifacio
contra la Sabiduría Hiperbórea de los Sajones, emprendió él mismo la tarea de exterminar a la
nobleza sajona, hermana cercana de la sangre franca.
El de los Sajones fue uno de los últimos pueblos de Occidente que se mantuvo
ininterrumpidamente fiel al Pacto de Sangre y a los Dioses Liberadores: según ellos creían, los
Atlantes blancos les habían encomendado la misión de proteger un Gran Secreto de la Raza
Blanca, que cayera del cielo sobre Alemania hacía miles de años, durante la Batalla de la
Atlántida; aquel Secreto estaba específicamente mencionado en el Mito de Navután, a quien
los Sajones llamaban Wothan, como “el anillo de la Llave Kâlachakra”, donde los Dioses
Traidores habían grabado el Signo del Origen: Freya Perdiz lo tuvo que soltar antes de
penetrar en el moribundo Navután y su caída, según la Sabiduría de los Sajones, se produjo
en Alemania; concretamente, había caído sobre las rocas del Extersteine, una montaña que se
encuentra en el centro del bosque Teutoburger Wald. De acuerdo a lo que sostenían los
Sajones, el anillo tocó las rocas en coincidencia con el momento en que Navután resucitaba y
adquiría la Sabiduría de la Lengua de los Pájaros: esto produjo que el Signo del Origen se
descompusiese en las trece más tres Vrunas o Runas y que éstas se plasmasen para siempre
en las rocas del Extersteine; sobre una de ellas, la más prominente, cualquiera que posea
linaje espiritual podrá ver, por ejemplo, a la Vruna más sagrada para los Atlantes blancos, la
que representa al Gran Jefe Navután, es decir, la Runa Odal. Pero los Sajones no sólo
conocían, en esa fecha tardía del siglo VIII D.J.C., las Vrunas de Navután, sino que habían
logrado conservar, igual que los Señores de Tharsis, su Piedra de Venus. En la cumbre del
Extersteine se erguía desde tiempo inmemorial la “Universalis Columna” Irminsul, un Pilar de
Madera que representaba el Árbol del Terror donde se había autocrucificado Navután para
conocer el Secreto de la Muerte. Este santuario era venerado por los germanos desde tiempos
remotos y, para evitar su profanación por parte de los romanos en el año 9 D.J.C., el Líder
querusco Arminio, o Erminrich, aniquiló al ejército del General Publio Quintilio Varo compuesto
por veinte mil legionarios, en las proximidades de Teutoburger: Varo y los principales oficiales
se suicidaron luego del desastre.
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