Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 64
¨El Misterio de Belicena Villca¨
empuñaría la hoz de hierro, símbolo invertido y pervertido de la media luna, y cortaría la
Cabeza de Medusa, dando así cumplimiento a la profecía de los Golen.
En el siglo XII A.J.C., cuando los filisteos la ocupan y saquean, comienza la decadencia de
Sidón, la ciudad más importante de Fenicia. Se inicia así el poderío de Tiro, que no cesaría de
crecer hasta que Nabucodonosor, tras un sitio de trece años, la arruina definitivamente en el
574 A.J.C. Mas, para ese tiempo, Tiro se ha expandido en todo el mundo antiguo y posee
colonias, como Gades (Cádiz), en el Sur de España, en las costas de Sicilia, en las Baleares,
en Cerdeña, y, desde el 814 A.J.C., en las costas de África, donde han fundado la rica y
próspera ciudad de Cartago. Con la ruina comercial de Tiro cobra preponderancia, a partir del
siglo VI, la colonia cartaginesa, poseedora de la mayor flota del Mediterráneo occidental.
Cartago alcanzó en la Historia la triste celebridad de haber constituido una sociedad
amoral, formada por mercaderes cuya única ambición era la riqueza, que imponía su comercio
con la protección de un ejército mercenario; sólo unos pocos Jefes militares, en efecto, eran
cartagineses: el grueso del ejército estaba integrado por hombres sin patria y sin ley, vale
decir, por soldados cuya patria era la del que más pagaba y cuya ley dependía del pago
acordado. Pero lo que más impresionó siempre a los observadores, de manera análoga a la
repugnancia que causó en los europeos del siglo XVI el conocer el sangriento Culto azteca de
los Corazones Palpitantes, fue el Culto de Moloch, una deidad a la que se debían ofrendar
permanentes sacrificios humanos para aplacar su inextinguible sed de vidas. En Tiro, los
fenicios adoraban a Dioses muy semejantes a los de otros pueblos de la Mesopotamia y el
Asia Menor: rendían Culto a la Diosa Astarté o Tanit, que para los asiriobabilonios era Ishtar o
Innana, o Nana, para los griegos Io, para los egipcios Isis, y que en otras partes se llamaba
Ashataroth, Cibeles, Atenea, Anatha, Hathar, etc.; y también ofrendaban a Adón, que equivalía
al Adonis frigio; y creían en Melkarth, que correspondía al Heracles argivo; y ofrecían
sacrificios a Baal Zebul, Baal Sidón, Baal Zaduk, Baal Il, Baal Tars, Baal Yah, etc., todos
Nombres del Dios Creador al que se representaba ora como el Sol, ora como el planeta Júpiter
u ora como una fuerza de la naturaleza. Fue en el siglo IX A.J.C., cuando el Rey Itobal,
sacerdote de Astarté, casó a su hija Jezabel con el Rey Ajab de Israel, que los Golen se
infiltraron en Tiro y trataron de unificar los Cultos en el Sacrificio al Dios Uno Il. Aquel intento
no daría grandes resultados hasta el siglo siguiente, luego de que el Gran Rey Sargón II de
Asiria conquistase el país de Canaán y los Golen se trasladasen a Cartago para oficiar como
Sacerdotes del Culto a Moloch.
Hay que advertir que el cartaginés fue el primer pueblo en el que los Golen se
establecieron, fuera de los pueblos europeos que les estaban asignados por la Fraternidad
Blanca, para cumplir con su misión de unificar los Cultos. Pero sería el primero y el último
pues, según ellos mismos declaraban, su interés sólo estaba en trabajar sobre los Cultos de
Europa: si permanecían en Cartago ello se debía pura y exclusivamente a la herejía tartesia, a
la necesidad de orientar a aquel pueblo Perseo para que cortase la Cabeza de Medusa y diese
cumplimiento a sus profecías. Y fue así como, impulsado por el siniestro designio de los
Golen, el Culto de Moloch llegaría a dominar por el terror a todos los otros poderes del
gobierno de Cartago: el Rey, la Nobleza, los Consejos de Estado, los Jefes militares, todos
acabaron sometidos a Moloch y sus Sacerdotes Golen. Al final, todas las familias de Cartago
estaban obligadas a ofrendar sus hijos primogénitos para ser sacrificados en la “boca de
Moloch”, es decir, para ser arrojados en la boca de un ídolo de metal que daba a un horno
incandescente; y allí terminaban sus días también los prisioneros, los esclavos, los acusados
por algún delito, las vírgenes consagradas, o cualquiera que a los Golen se les ocurriese
eliminar. Mas el Dios jamás estaba satisfecho: exigía más y más pruebas vivientes de la Fe del
pueblo en el Sacrificio ritual; su Ley reclamaba una cuota de sangre difícilmente disponible.
Quizás Moloch esperaba un Sacrificio aún mayor, quizás se calmaría con la ofrenda de todo el
linaje que lo había ofendido, con el exterminio en Su Nombre de la estirpe de los Señores de
Tharsis.
Al estallar las guerras púnicas; en el año 264 A.J.C., los Golen creyeron llegada la
oportunidad de dar cumplimiento a las Profecías. Y no sólo lo creyeron Ellos sino también los
miembros de la Fraternidad Blanca, quienes enviaron desde Chang Shambalá a dos
misteriosos personajes de nombre Bera y Birsa. Eran dos Sacerdotes de grado superior, a los
que daban el título de “Inmortales”; dos Sacerdotes que por haber pertenecido en remotas
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