Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 60
¨El Misterio de Belicena Villca¨
Por Voluntad de la Muerte Kâlibur
de Piedra eres.
Oh Hijo de la Muerte,
el Valor tiene tu Nombre.
Ya no debes hablar,
sólo actúa.
Guarda en tu Corazón de Hielo
el Recuerdo de A-mort,
más no recuerdes.
Sólo vivénciate a Ti Mismo,
Fuego Frío Inmortal,
Hombre de Piedra.
Y, en verdad, el Hombre de Piedra no hablaría, quizás por muchos años. No lo haría
porque estaría ocupado en vivenciar a Sí Mismo. Porque desde el renacimiento, en el interior
de su corazón, sobre una fibra profunda, ardía la Flama del Fuego Frío: y esa Flama, cuando
era percibida, hablaba con la Voz de Sí Mismo; y sus palabras siempre comenzaban con
el Nombre de la Diosa: Yo soy, Yo soy (Ey, Ey). Al escuchar la Voz de Sí Mismo afirmando
“Yo Soy”, el Hombre de Piedra realmente era, es decir, tenía existencia absoluta fuera de la
ilusión de los entes materiales, más allá de la Vida y de la Muerte. Por eso el Hombre de
Piedra Inmortal no hablaría, o hablaría muy poco, en adelante: estaba muy cerca de la
Sabiduría Hiperbórea de los Atlantes blancos y ese saber no podía ser explicado a los
hombres dormidos que amaban a la Vida y temían a la Muerte Liberadora. Tal vez al final,
durante la Batalla Final, él u otros Hombres de Piedra Inmortales hablasen claramente a los
hombres dormidos para convocarlos a liberarse de las cadenas materiales y luchar por el
regreso al Origen de la Raza Hiperbórea. Mientras tanto, el Hombre de Piedra sólo actuará,
escuchará en silencio la Voz del Fuego Frío y actuará; y su acto expresará el máximo Valor
espiritual: hiciese lo que hiciese en él, su acto estará fundado en el soporte absoluto de Sí
Mismo, más allá del bien y del mal, y no le afectará ningún juicio o castigo procedente del
Mundo del Engaño. Y ninguna variante del Gran Engaño, ni siquiera el Fuego Caliente de la
Pasión Animal, podrán arrastrarlo otra vez al Sueño de la Vida: Sabio y Valiente como un Dios,
el Hombre de Piedra sólo luchará si es necesario y aguardará callado la Batalla Final; anhelará
el Origen y lo conmoverá la nostalgia por el A-mort de la Diosa; buscará a su Pareja Original
en la Mujer Kâlibur y, si la encuentra, la amará con el Fuego Frío de Sí Mismo; y Ella lo
abrazará con la Luz Increada de su Espíritu Eterno, que será Negrura Infinita para el Alma
creada.
En este tercer caso, con seguridad, la Promesa de Pyrena se habría cumplido.
Décimo Día
Supongo que aguardará Ud., sufrido Dr. Siegnagel, una respuesta a la pregunta pendiente:
“¿Cuál sería la siguiente reacción de los Golen frente al poderío tartessio, que se desarrollaba
fuera de su control y que frustraba todos sus planes?” Esta es la respuesta, muy simple, si
bien habrá que aclararla: los Golen dirigieron contra Tartessos el Mito de Perseo.
Con todo rigor, se puede afirmar que el de Perseo, así como otras leyendas que
tardíamente se han agrupado bajo la denominación general de “Mitos Griegos”, es en realidad
un antiquísimo Mito pelasgo. Con algunas de las historias “griegas” de Heracles ha pasado lo
mismo: por ejemplo, con aquella en la que el héroe lucha con el Gigante Gerión para robarle
sus bueyes rojos y que oculta, bajo un símbolo caro a los pelasgos, una antigua incursión de
los argivos primitivos contra el “pueblo triple” de los iberos, o Virtriones, con el fin de conquistar
el secreto de la ganadería que desconocían o habían perdido; y la prueba está en que
aquellos argivos, “enemigos de los geriones”, se consideraban parientes de estos, desde que
Heracles mismo era bisnieto de Perseo. Pero Perseo fue bisabuelo de Heracles sólo en el Mito
argivo; en verdad, el tema está tomado de un Mito pelasgo mucho más antiguo, de origen
ibérico atlante, que se refiere a la aventura emprendida por un Espíritu Hiperbóreo típico para
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