Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 598
¨El Misterio de Belicena Villca¨
¿Parecía o no una broma? La respuesta sólo puede ser afirmativa, y más si se toma en
cuenta la clase de pasquín en la que estaba publicado. Sin embargo, nada de lo que afirmaba
o proponía el anuncio era extraño a la Sabiduría Hiperbórea: cualquiera que haya leído este
libro estará de acuerdo conmigo. Lo que tornaba absurdo e increíble aquel texto era su lectura
fuera del contexto de la Sabiduría Hiperbórea; o en el contexto del periodismo sinárquico de
las características de Spot's u otros pasquines semejantes. Más no se me escapaba que tal
efecto sería buscado deliberadamente por los Caballeros Tirodal. ¿Con qué fin? Lo ignoraba, y
no me aventuraba a imaginarlo: quizás el aviso fuese una contraseña; quizás, efectivamente,
estuviese destinado a personas espirituales dotadas de intuición en alto grado.
Sea la verdad lo que fuese, el caso era que Yo no tenía más remedio que escribir a la
misteriosa casilla de correo. Ya lo he hecho, antes de redactar este Hiperepílogo. Y ahora
esperaré la respuesta, que sin dudas aclarará todas las cosas. Más, como dije al comienzo, no
he querido dar por finalizado este libro sin brindar a los lectores la misma posibilidad que Yo
poseo. Es una forma, también, de compensarlos por la fatigosa tarea de asimilar los
elementos de la Sabiduría Hiperbórea aquí expuestos; para que, quien quiera, y se atreva,
pueda prolongar esos conocimientos en la Realidad, que no obstante es tan ilusoria como la
ficción de este libro.
Resumiendo, a mí la intuición me dice que la casilla pertenece a la Orden de Caballeros
Tirodal o comunica con ellos. Cada cual podrá comprobarlo por sí mismo, de igual modo que
haré Yo. Y con este descubrimiento, que constituye la última y única pista que conseguí sobre
la Orden de Caballeros Tirodal, doy por finalizado “El Misterio de Belicena Villca” y me despido
de todos los lectores con el deseo de que tengan el coraje de escribir y la espiritualidad
necesaria para merecer la respuesta de la Orden.
Dr. Arturo Siegnagel
Post Scriptum
Córdoba, 4 de Septiembre de 1987:
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