Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 39
¨El Misterio de Belicena Villca¨
Fraternidad Blanca mediante mensajeros que viajaban a lejanas regiones. Sólo muy pocos
Iniciados tuvieron el Honor y el Valor de resistirse a tan repudiable claudicación y dispusieron
los medios para preservar la Piedra de Venus y lo que se recordaba de la Sabiduría.
Entre tales Iniciados, se contó uno de mis remotos antepasados, quien engastó la Piedra
de Venus en la guarnición de una espada de hierro: era aquélla un arma de imponente belleza
y notable simbolismo; además de sostener la Piedra de Venus, el arriaz se quebraba hacia
arriba en dos gavilanes de hierro que protegían la empuñadura y daban al conjunto forma de
tridente invertido; la empuñadura, por su parte, era de un hueso blanco como el marfil, pero
espiralado, y se afirmaba con convicción que pertenecía al cuerno del Barbo Unicornio, animal
mítico que representaba al hombre espiritual; y el pomo, de hierro como la hoja, poseía
también un par de gavilanes elevados, que formaban un segundo tridente invertido. En la Edad
Media, como se verá, otros Iniciados le grabaron en la hoja la inscripción “honor et mortis”.
Pues bien, ese Iniciado estableció la ley de que aquella arma debía pertenecer solamente a
los Reyes del linaje original, a los descendientes de los Atlantes blancos. Vanos fueron, en
este caso, los intentos hechos por generaciones de Sacerdotes para deshacerse de la Espada
Sabia, denominada así por el pueblo: como verá, se la conservó mientras se pudo, y luego,
cuando ello ya no fue posible, se la mantuvo oculta hasta los días de Lito de Tharsis, el
antepasado que vino a América en 1534.
Lo repito: la locura de reunir en una sola Estirpe el Culto y la Sabiduría causó un desastre
en los pueblos del Pacto de Sangre: la interrupción de la cadena iniciática. Ocurrió así que
en un momento dado, cuando los Dioses del Culto se impusieron, se apagó la Voz de la
Sangre Pura y los Iniciados perdieron la posibilidad de escuchar a los Dioses Liberadores: la
voluntad de regresar al Origen se había debilitado hacía tiempo y ahora carecían de
orientación. Sin la Voz, y sin la orientación hacia el Origen, ya no había Sabiduría para
transmitir, ya no se vería el Signo del Origen en la Piedra de Venus. Los Iniciados
comprobaron, de pronto, que algo se había cortado entre ellos y los Dioses Liberadores. Y
comprendieron, muy tarde, que el futuro de la misión y del Pacto de Sangre dependería como
nunca de la lucha entre el Culto y la Sabiduría, pero de una lucha que desde entonces ya no
se desarrollaría afuera sino adentro, en el campo de la sangre. ¿Qué hicieron los Iniciados al
comprobar esa realidad irreversible, las tinieblas que se abatían sobre el Espíritu, para
contrarrestarla? Casi todos obraron del mismo modo. Partiendo del principio de que cuanto
existe en este mundo es sólo una burda imitación de las cosas del Mundo Verdadero, y ante la
imposibilidad de localizar el Origen y el Camino hacia el Mundo Verdadero, optaron por
emplear los últimos restos de la Sabiduría para plasmar en las Estirpes de Sangre más Pura
una “misión familiar” consistente en la comprensión inconsciente, con el Signo del Origen,
de un Arquetipo. Hay que advertir lo modesto de este objetivo: los Antiguos Iniciados, los
Guerreros Sabios, eran capaces de “comprender a la serpiente, con el Signo del Origen”; y la
serpiente es un Símbolo que contiene a Todos los arquetipos creados por el Dios del
Universo, Símbolo que se comprendía conscientemente con el Signo increado del Origen.
Ahora los Iniciados proponían, y no quedaban otras opciones, que una familia trabajase “a
ciegas” sobre un Arquetipo creado, tratando de que el Símbolo del Origen presente en la
sangre lo comprendiese casualmente algún día y revelase la Verdad de la Forma Increada.
En resumen Dr. Siegnagel, a ciertas Estirpes, por cuyas venas corre la sangre Divina de
los Atlantes blancos, se les asignó una misión familiar, un objetivo a lograr con el paso de
incontables generaciones que irían repitiendo perpetuamente un mismo drama, girando en
torno de un mismo Arquetipo. Como el Alquimista revuelve el plomo, los miembros de la familia
elegida repetirían incansablemente las pruebas establecidas por los antepasados, hasta que
uno de ellos un día, girando un círculo recorrido mil veces bajo otros cielos, alcanzase a
cumplir la misión familiar, purificando entonces su sangre astral. Se produciría así una
trasmutación que le permitiría remontar la involución del Kaly Yuga o Edad Oscura, regresar al
Origen y adquirir nuevamente la Sabiduría.
Es obvio aclarar que la misión familiar sería secreta y que actualmente es desconocida
para los miembros de las Estirpes descendientes de los Atlantes blancos. La misión exigía el
cumplimiento de una pauta específica cuyo contenido no tendría relación necesaria con las
metas u objetivos de la comunidad cultural a la que pertenecía la Estirpe elegida; inclusive,
según la Época, la pauta podría resultar incomprensible o simplemente chocar contra los
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