Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 284

¨El Misterio de Belicena Villca¨ Del Hombre de Barro Madre Soy. Yo Soy Binah, quien llora sobre la Piedra Fría que la Virgen de Agartha puso en su Corazón. Yo Soy Binah, la Madre de Metatrón Yo Guiaré tu Rumbo, Santo Quiblón, adonde Tres Reinos esperan su pronta destrucción. Dad al Padre la Sangre Gran Sacrificador; Y reserva a la Madre el Calor del Amor. Abre pronto El Camino para el Pueblo Elegido, el Pueblo Redentor; y cierra los sentidos a la Negrura Eterna que enfría el Corazón. Yo Soy Binah; de tu Alma Madre Soy; Yo Soy Binah, quien te dará la Iluminación. Yo Soy Binah, quien te bendice ahora. Hijo del Anciano de los Días, jamás olvides tu Ascendencia, Santo, Santo, Santo, Quiblón. Sólo el Gran Sacrificador ha escuchado este mensaje, pero todos los presentes comprenden que la Virgen del Milagro ha hablado internamente con él. Y Quiblón, presa del éxtasis místico, permanece de rodillas durante horas, absorto en la contemplación de la Madre Cósmica. Los Golen se retiran al fin prudentemente, dejando al Rabino Almirante sumido en la intimidad de sus visiones celestes; Ellos, por su parte, han visto a la Madre de Dios llorar por Sus Hijos apartados de la Ley del Amor, y a Su Granada sangrar de Pasión; y han recogido sus lágrimas y su Sangre, para Gloria y Victoria de la Iglesia Golen y de la Sinagoga de YHVH Sebaoth, para dar Testimonio de la Shekhinah del Pueblo Elegido, el descenso del Reino Malkhouth. Días después, los Golen se disponen a mostrar su jugada secreta, una auténtica “carta en la manga”: Fray Juan Pérez es confesor de la Reina Isabel; él puede allanar todos los obstáculos para que Quiblón se exprese ante los Reyes; y entonces, como si interrogara la Milagrosa, “¿quién podrá detenerte Santo Quiblón?” Así, el Golen Juan Pérez se dirige a Granada y concierta la famosa entrevista; Luis Santángel y los banqueros judíos genoveses se aprestan para financiar la empresa que será una vía de escape infalible para sus hermanos de Raza; y los Domini Canis, tomados completamente por sorpresa, nada pueden hacer esta vez para sabotear los planes de la Fraternidad Blanca. En Abril de 1492, Quiblón, el miserable judío converso, quien poco antes carecía hasta de indumentaria y alimentos, reclama para sí y su descendencia el Almirantazgo de la Mar Océana por la Corona de Castilla, el virreinato de todas las tierras descubiertas y los países por conquistar, el diezmo sobre todos los productos que se trajesen a España, ya sea botín o mercancía, etc. Y a tan desmesuradas exigencias acceden los Reyes en la capitulación del 17 de Abril de 1492, firmada en el campamento de Santa Fe, frente a Granada. Es que nadie, ni los Reyes Católicos, pueden oponerse al Verbo de Metatrón: Granada, la Ciudad de los Judíos, ha caído en poder de los gentiles, análogamente a lo ocurrido con Jerusalén, destruida por el General Tito mil cuatrocientos años antes; y como entonces, ahora sobrevendrá la diáspora del Pueblo Elegido. Pero esta vez la dispersión no durará mucho tiempo; el Pueblo Elegido será prontamente reunificado y orientado hacia su Destino de Gloria: para eso la Orden de Melquisedec ha enviado a Quiblón, el Santo Anciano le ha confiado su Verbo, y la Madre de Dios guiará sus pasos. 284