Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 269

¨El Misterio de Belicena Villca¨ desde el Valhala llegarán cantando, rodeados de Walkirias primorosas y música de antaño. Y Ellos levantarán Ejércitos enormes de Vivos, Inmortales y Resucitados. Una sola virtud será exigida: se llama honor y dignifica al hombre que del Engaño ha despertado. La Guerra será Esencial y el Demiurgo y sus huestes, derrotado, liberará al fin a los Espíritus Eternos que de Venus llegaron para que regresen adonde Dios espera, en un Mundo que no se ha creado. ¡Y al partir del Universo de Materia, de la locura, del Mal y el Gran Engaño, los que regresan cantarán a coro las hazañas de Nimrod, “el Derrotado”! Proseguiré ahora con el relato. El árbol Enlil poseía ramas espaciadas y rectas, que en realidad eran enormes púas, de modo que podía treparse por ellas como si se tratase de una gigantesca escala. Esto fue justamente lo que hicieron los valientes Kassitas preparándose a ascender por el árbol y sitiar la “Puerta del Cielo”. No bien el General Ninurta y cincuenta guerreros hubieron trepado lo suficiente comprobaron que se hallaban frente a la entrada de una caverna, o a la imagen de ella. Saltaron audazmente del árbol, sin saber aún si podían hacer pie en el misterioso mundo al que entraban por la “Puerta del Cielo”, y se hallaron en un suelo claramente rocoso. Algunos se volvieron para mirar y vieron al árbol que se perdía en insondables alturas; y también el borde de un abismo, a pocos codos de donde estaban parados, por el cual se distinguía, a muchos pies de distancia: el techo de la torrecilla de donde emergía el gigantesco tronco; el Zigurat; los hombres del pueblo reunidos en torno; y el perímetro amurallado de la ciudad de Borsippa. Contrastando con la intensa luz exterior, adonde todavía seguía siendo medio día, una suave penumbra reinaba en aquel sitio. Sin embargo había suficiente luz como para distinguir los detalles de la siniestra caverna: se veían siete escalones de piedra y, a partir del último, un pasadizo que se perdía en la distancia. Pero sobre la entrada, siguiendo la curva de su arco, estaban clavados siete estandartes triangulares. Cada uno llevaba escrita una misma leyenda, en otras tantas lenguas diferentes. En su propio idioma Kassita pudieron leer: No oséis poner los pies en este umbral si antes no habéis muerto a las pasiones y a las tentaciones del Mundo. Aquí sólo se llega para renacer como Iniciados en la Fraternidad Blanca, pero para obtener tal privilegio es necesario morir primero. ¡Adeptos: si aún estáis vivos, si la llama del deseo primordial aún arde en vuestros corazones, si conserváis el recuerdo y alimentáis el propósito, entonces huid, mientras estéis a tiempo! Evidentemente se trataba de una maniobra estratégica. La leyenda, aparentemente destinada a presuntos adeptos a la iniciación, tenía por objetivo desconcertar y provocar la duda a los intrusos. Sin embargo, lejos de lograr estos fines, el mensaje arrancó instantáneas carcajadas en los guerreros Kassitas. 269