La Teoría de la Gestalt y el
concepto de “Forma“
A
lgunas
escuelas
de
la
psicología
consideran que las
representaciones mentales
que se crean en nuestra
consciencia son la suma de
piezas de imagen, sonido,
tacto y memoria. De este
modo, el conjunto de estos
paquetes de información
que van llegando desde
los sentidos se sumarían
en nuestro cerebro y de
esa
superposición
de
unidades aparecería lo que
experimentamos.
La teoría de la Gestalt, sin
embargo, niega que exista
un “todo” perceptivo que
esté compuesto por el
conjunto de datos que van
llegando a nuestro cuerpo.
Por el contrario, propone
que lo que experimentamos
es más que la suma de sus
partes, y que por lo tanto
existe como un todo, una
figura que sólo puede ser
considerada entera. Así
pues, lo que ocurre es que
la globalidad de nuestras
“formas”
mentales
se
impone a lo que nos va
llegando a través de los
sentidos, y no al contrario.
Según
este
enfoque,
aprendemos acerca de lo
que nos rodea no sumando
el conjunto de piezas de
información que nos llegan
a través de los sentidos, sino
a partir de las “figuras” que
se crean en nuestra mente.
Por ejemplo, desde la teoría
de la Gestalt que se utiliza
en la terapia Gestalt creada
por Fritz Perls (que no es
exactamente lo mismo que
la psicología de la Gestalt,
más antigua que esta)
se proponen formas de
psicoterapia en las que el
objetivo es que el paciente
pueda comprender ciertos
problemas en un sentido
global que sea distinto a
como lo hacía anteriormente
y que le permita desarrollar
sus potencialidades.
Así pues, según la teoría
de la Gestalt las personas
no seríamos recipientes
de
sensaciones
varias,
sino que nuestra mente
estaría
compuesta
por
diferentes
totalidades.
Para los gestaltistas no es
necesario centrarse en las
piezas de las que parecen
estar formadas nuestras
figuras mentales acerca
de cualquier cosa para
solucionar un conflicto o
adoptar una mentalidad
más útil, sino que lo
que hay que procurar es
alcanzar una comprensión
estructural nueva de lo que
ocurre.
9