“Allí trabajaron en equipo muchos artistas jóvenes de entonces, importantes hoy día, fascinados todos por la técnica, por la magia que tiene tomar una plancha, hacerle incisiones, con buril o ácido, llenarlas con tinta, sentir después el empujar el timón a través de dos pesados rodillos que puedes levantar el papel aplastado, levantarlo lentamente y ver a parecer tu imagen hecha realidad, impresa. Es como el arquitecto que hace sus planos en el papel, va a terreno y traza, cava, cimenta, levanta, pinta y su obra toma forma, ve lo que proyectó. Lo contrario es el pintor que, pincelada a pincelada, crea su obra directamente, sin prensa ni maestro de obra. Lo indirecto del grabado, el paso por la prensa, el resultado después del proceso invisible del entintado y paso por la prensa, es una magia especial propia sólo del grabado”.
- Nemesio Antunez.