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Sófocles
Edipo rey es quizá la más célebre de sus tragedias, y así Aristóteles la consideraba en su Poética como la más representativa y perfecta de las tragedias griegas, aquella en que el mecanismo catártico final alcanza su mejor clímax. También es una inmejorable muestra de la llamada ironía trágica, por la que las expresiones de los protagonistas adquieren un sentido distinto del que ellos pretenden; así sucede con Edipo, empeñado en hallar al culpable de su desgracia y la de su ciudad, y abocado a descubrir que este culpable es él mismo, por haber transgredido, otra vez, la ley de la naturaleza y de la sangre al matar a su padre y yacer con su madre, aun a su pesar.
El enfrentamiento entre la ley humana y la ley natural es central en la obra de Sófocles, de la que probablemente sea cierto decir que representa la más equilibrada formulación de los conflictos culturales de fondo a los que daba salida la tragedia griega.
Está considerado como el mayor de los dramaturgos griegos, por su equilibrio expresivo. Realizó numerosas aportaciones a la técnica dramática, y dos importantes innovaciones: la introducción de un tercer actor en escena y la ruptura con la moda de las trilogías, impuesta por Esquilo. La acción dramática es concebida por Sófocles como un conflicto de voluntades. Creó la decoración escénica al inventar el decorado pintado. Sófocles falleció, con cerca de 90 años, en el 406 a.C. en Atenas, se dice que por la impresión que le produjo una buena noticia.