Mi primera revista ANAQUEL.28.ABRIL.2020 | Page 85

E CÓMO HEMOS CAMBIADO l 16 de febrero de 2010, mi hermana Ana viajó junto a su esposo y el hijo más pe- queño a visita a la familia en Ecuador. Ellos tenían planes de volver el 10 de abril, pero la cuarentena que vive España y Ecuador obligó a las agencias de viajes a cancelar sus vuelos. Ana, al principio, pensó que esto era exageración, pero al pasar los días toda la familia se dio cuenta de que esto era más grave de lo que se pensaba. Ana empezó a desesperar- se, ya que ellos tenían a sus otros dos hijos aquí, en España. Entonces decidió escribir a la Embajada española, ya que ella había escuchado en las noticias que el Gobierno es- pañol iba a hacer lo posible para que los españoles que se encontraran en otros países volvieran a sus hogares. Mi hermana y mi cuñado cada vez estaban más desesperados por no tener respuesta de la embajada. Entonces decidieron llamar a la legación, pero no obtuvieron respuesta afirmativa a sus peticiones. En realidad, les vinieron a decir que solo podían viajar Ana y el niño ya que eran los únicos que figuraban como ciudadanos españoles. En cambio, Jesús solo era un residente. Mi hermana estaba desesperada porque, por un lado, quería estar con sus hijos, pero por otro no quería separarse de su esposo. El caso es que Ana y Jesús empezaron a lla- mar cada tres horas a la embajada, suplicando su retorno a España, todos juntos. El sábado 28 de marzo, Ana recibió una llamada de la embajada española, en la que se le decía que habían aceptado la petición, y que el día 30 de marzo salía su vuelo, esta vez con toda la familia reunida. La verdad es que todos estaban muy contentos, pero al mismo tiempo asustados por el riesgo que iban a correr al subirse a un avión, Ana, su esposo y el niño, por fin, llegaron a España. Pero, al llegar, nada era igual, ya que las autoridades les habían dicho que tenían que mantenerse en cuarentena estricta; incluso más restrictiva que la del resto de las personas. La razón era que venían de un país que está sufriendo duramente a pandemia. Mi hermana Ana, mi cuñado y el niño, aunque llegaron a España no han podido abra- zar a sus hijos. Ahora ellos solo desean que pasen rápidos los días indicados para abra- zar a sus hijos. Luzmary Tulcanazo 85