Mi primera revista ANAQUEL.22.DIC.2018.PDF | Page 87
ENCUENTRO CON NARRADORES
Llegó el atardecer y mamá nos dijo que cada noche debíamos mirar el re-
flejo de la luna en la mar. Y cada noche deberíamos contar cómo nos lo
habíamos pasado y qué habíamos hecho ese día. Yo no entendía muy
bien por qué se realizaba siempre y mecánicamente este tipo de ritual.
Poco antes de que se acabasen las vacaciones la pregunté a mi madre a
qué se debía este afán por contar historias cada noche. Ella me miró y
contuvo las palabras por unos momentos. Un silencio tenso y bastante
incómodo inundó la salita donde nos encontrábamos. Por fin, mamá
echo a hablar; yo era el hermano más pequeño cuando papá falleció en
un accidente de barco que sufrimos. Con él iba mi hermanito.
Justo en ese momento, miré a Jaime y me di cuenta de que era un muñe-
co que sostenía en sus manitas de plástico un cubo y una
pala que me regaló papá antes de morir. Comprendí enton-
ces por qué nos miraban raro en las tiendas, por qué deja-
ron subir a Jaime con el cubo y la pala al avión, por qué
mamá nos llevó de vacaciones a esta casa precisamente.
Era justo la casa que alquilábamos cuando papá vivía. Ex-
perimenté también esa sensación de brisa fresca que reco-
rría todo mi cuerpo, como si mi querido padre me dijese
desde la lejanía un “Te quiero”.
Comprendí que faltaba papá en vida, pero no en nuestros
corazones. Me di cuenta, en definitiva, que ese muñeco se-
guiría siendo mi hermano para siempre.
Rebeca Sánchez
87