Mi primera revista ANAQUEL.22.DIC.2018.PDF | Page 62
ENCUENTRO CON NARRADORES
E
l señor que vive con nosotros es muy permisivo. Siempre nos
deja hacer lo que queramos. Pero yo echo de menos a mi ma-
dre. Sin embargo, mi hermana no parece muy afectada. Se pasa la vida
con el perro de este hombre. Y como mamá nunca nos dejó tener perro,
por una supuesta alergia, mi hermana ya no sale de esta casa ni tirándo-
le agua hirviendo.
Tengo un plan esta noche. Volveré a mi casa o más bien dicho,
volveremos. La noche está llegando. Estoy sentada en el sofá esperando a
que, como de costumbre, este hombre se quede dormido. Voy viendo
en el reloj; me fijo en cómo las horas pasan y pasan. El sueño se va apo-
derando de mí.
Me despierto y la televisión está apagada. El hombre no está
aquí. Mi hermana, tampoco. Tras unos minutos aquí sentada, decido de-
jar la huida para otro día e ir en busca de mi hermana. Me atrevo a cru-
zar esta puerta que nunca antes había cruzado; la que lleva hacia las ha-
bitaciones.
Tengo que caminar con la luz apagada. Tan solo una pequeña
luz alumbra el pasillo. Creo que es la habitación en la que está durmien-
do mi hermana. Cuando justamente me dispongo a agarrar el picapor-
te, un gran estruendo recorrió la casa. Mi instinto me hizo correr hasta
llegar al lugar donde el sonido se había producido. De nuevo pude obser-
var ahora, sin tabique separándonos, cómo mi madre se asentaba en la
casa del desconocido. La cara de mi hermana asomó por el pasillo. Since-
ramente me esperaba una reacción bastante diferente. No pensaba que
mi hermana echase a correr y saliese abrazada al hombre del sofá y di-
ciendo la frase que me torció la vida: “¡Papá!”
62