Mi primera revista ANAQUEL.22.DIC.2018.PDF | Page 59

ENCUENTRO CON NARRADORES Entonces el señor se marchó dando un portazo, con cara de enfa- dado. Trágicamente mi hermana pequeña y yo nunca volvimos a ver a mi madre. La abuela nos dijo que nuestra madre se había ido muy lejos y que nunca más la volveríamos a ver. Varios meses después estábamos mi abuela y yo viendo las noti- cias después de haber comido, y vimos que un gran cartel mejicano ha- bía sido detenido en una redada contra la droga en la ciudad de Juárez, al borde de la frontera con los Estados Unidos. Estaban poniendo imá- genes de los detenidos y apareció una foto de nuestra madre, aunque se la notaba un poco cambiada. Tenía el pelo más corto, una cicatriz en la ceja y había engordado bastante. Resulta que nuestra madre consiguió mucho dinero cuando vivía con nosotras porque, agobiada con las deudas que teníamos, usó el dine- ro de vender esos 25 m2, para organizar una descarga y empe- zó a traficar con droga. Ganó mucho dinero y el señor que vino a nuestra casa era el ins- pector de policía de nuestra © ArquitectosMX.com ciudad, que andaba tras ella. Al momento de enterarnos de la noticia fuimos a una cárcel de Texas que era donde la habían extraditado. Yo no podía ni mirarla a los ojos pero mi hermana, al ser más pequeña e inocente, no se había enterado de la gravedad de los incidentes y por lo tanto ella solo quería saludar a su madre. A ella le daba todo igual, pero sin embargo a mí, no. Nunca volví a dirigirle la palabra por haber destrozado nuestra familia. Aunque sabía que si lo hizo era por protegernos e intentar ganar dinero para mantenernos Hugo Elizalde 59