Tiempo después el movimiento tuvo grandes avances, ya no se consideraba un aspecto meramente racial si no pluricultural, ahora incluía aspectos no solo de salud si no de trabajo, uso de la tierra, entre otros pues según Honberg & Pauli, Johnson & Niemeyer y Ortega este flagelo afectaba a las poblaciones con menores recursos. Así el tema se vuelve legal en pro de la protección de los derechos humanos. Es así como empiezan a crearse organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que acogían el término justicia ambiental.
Para 1994 se dio un avance muy grande, ya que Bill Clinton firma la ley 12898 denominada "Acciones federales para lograr la justicia ambiental en las poblaciones minoritarias y de baja renta". En un artículo realizado por Sonia J. Ramírez Guevara, María G. Galindo Mendoza y Carlos Contreras Servín se nombran los puntos que adoptó dicha ley que citando a Pedersen y Riechmann, acogía los “postulados de la justicia ambiental plasmados en los 17 principios de la justicia ambiental emitidos en la Cumbre de Liderazgo Ambiental de la Gente de Color en 1991” que son “la elaboración de las políticas públicas y la sustentabilidad, que habrán de servir de interfaz para lograr el reconocimiento de la autodeterminación de los pueblos, así como la interdependencia de las especies, lo que nos lleva a la consecución de la participación en los procesos de toma de decisiones. Para ello es preciso contar con políticas urbano-rurales que nos permitan conocer y delinear las diferencias para adecuar las propuestas a cada zona particular, crear ambientes laborales sanos, tener un apropiado sistema para la protección de los derechos de las víctimas de las injusticias ambientales y eliminar los focos de contaminación, como producción de toxinas y emisión de gases, entre otros, rechazando,
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Imagen que simboliza la jusricia ambiental
Libro sobre conferencia al medio ambiente