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DE CHILE Y EL MUNDO
DEPENDENCIA TECNÓLOGICA:
LOS DESAFÍOS DE LA NUEVA REVOLUCIÓN.
A menudo, los humanos nos solemos pre-
guntar cómo será el futuro que nos espera.
Cómo será ese futuro que surgirá de las
nuevas tecnologías, las que traen consigo
muchas comodidades para mejorar la cali-
dad de nuestras vidas, pero que a la vez,
traen también cambios en la forma en la
que nos relacionamos dentro de la sociedad.
El cambio puede generar temor. Según el Foro Económico Mun-
dial (WEF), estamos frente a una nueva revolución, aún más
arrolladora que las anteriores, ya que no solo trasformará lo que
hacemos sino lo que somos.
Ahora mismo se habla de Big Data, Internet de las Cosas (IoT),
Smart Cities, Inteligencia Artificial, Robotización, Medicina Digital,
Nanotecnología, Realidad Virtual y de otra serie de innovaciones
disruptivas en el campo de la tecnología. Sus aplicaciones crecen de
forma exponencial aunque su intensidad es aún diminuta respecto
a su alcance potencial. Todas estas tecnologías necesitarían una
cantidad inmensa de componentes electrónicos para su puesta
en escena y cuentan con algunos riesgos que pueden amenazar
temas como la privacidad o la seguridad. En este contexto, es muy
probable que los beneficios de la innovación y la transformación
digital también generen riesgos, ya que el modo de trabajar y de
vivir de las personas cambiará definitivamente con la implemen-
tación de estos avances en la cotidianeidad del mundo.
Por esto mismo, cada uno de los cambios tecnológicos que se
introducen no llegan de forma aislada debido a las necesidades
que se van generando en la sociedad, es por ello que su surgimien-
to en medio de la sociedad también tiene impacto en diversas
dimensiones, como la empresarial, gubernamental y social.
Una de las cosas que hemos aprendido es que más conocimiento
implica, con frecuencia, más incertidumbre. “Nada es seguro en
ciencia, y nada puede probarse, si bien la actividad científica nos ofrece
la información del mundo más confiable a la que podemos aspirar”,
sostenía ya en 1991 el profesor de la Universidad de Amsterdam,
Cees J. Giddens, en su libro ‘La ética del Ciberespacio’.
de los consultados expresa su deseo de hacerlo.
Esta cultura crece cada día más, rompe con las barreras de todas
las edades y alcanza todos los niveles de la sociedad, limitando
cada día más las relaciones interpersonales y reemplazándolas
por una interacción virtual.
Como sostiene el doctor en Psicología José Antonio Molina, en su
libro ‘SOS... Tengo una adicción’, “cuando nos hacemos excesivamente
dependientes de la tecnología, nos la pueden complicar. Y mucho”.
¿Cuál es el plan B para garantizar que el mundo todavía pueda
funcionar, sin traer más problemas a la sociedad que soluciones?
¿Realmente tenemos las capacidades para lograr un cambio sin
miedos y sin retrocesos?
‘The Future of Jobs’, texto elaborado por el Foro Económico
Mundial, hace una comparación con las anteriores revoluciones
industriales, indicando que cada una de ellas ha reflejado que el
cambio experimentado ha sido moderado, mientras que en la
actual revolución se espera que estos aumenten de forma expo-
nencial provocando problemas de consolidación en el mercado,
ante lo cual la educación será clave dentro de este gran cambio,
por lo que debemos prepararnos para vivir en este nuevo mundo.
Según indica en una columna del diario El Clarín de Argentina
el doctor en Ciencias de la Universidad de Cambridge, Facun-
do Manes, “es necesario desarrollar la capacidad de “aprender a
aprehender” y potenciar los recursos cognitivos y emocionales que
permiten hacer frente a nuevos y complejos desafíos”.
Uno de los grandes errores que ha tenido la sociedad, es pensar
que las tecnologías son perfectas y que siempre estarán opera-
tivas en un 100%. Como ha sido históricamente, todo avance ha
presentado fallas, lo que de igual forma causa cierta incertidumbre
cuando las falencias son más repetitivas.
Al ser dependientes de alguna tecnología en particular y que ésta
falle, traería consecuencias hasta catastróficas para la sociedad.
¿Estamos preparados para tal transformación? En definitiva, el
mayor riesgo que corremos es desaprovechar esta revolución.
La buena noticia es que aún estamos a tiempo para apostar por
las políticas correctas.
¿Qué nos depara el futuro? ¿Vamos a construir una sociedad que
sea más dependiente y más inútil o más robusta y más versátil? La
capacidad de la tecnología para amplificar los límites de nuestros
cuerpos y cerebros continuará fomentando una excesiva depen-
dencia de ella, olvidando habilidades físicas y mentales básicas
como la memoria, la navegación o, como sucede actualmente, el
cálculo mental. En contraposición, el apetito por aprender está
creciendo, ya que según una encuesta incorporada en el estudio
‘Impressions of Connected Futures’ elaborado por Cisco, el 50%
INGENIERÍA INDUSTRIAL
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