SENTIDOS
ARTÍCULO
El sentido de la lealtad
y el sentido de la vida
La reflexión acerca de las virtudes humanas
integradas al campo de la Psicología y de
la psicoterapia en particular, viene siendo
uno de los temas que me ocupa ya que lo
considero medular para la evolución de la
conciencia humana en un mundo que les da
la espalda. Josep
Pieper
(1904-1997),
filósofo
alemán sostiene que ya no hablamos de
virtudes porque vivimos en un mundo
deshumanizado, en el cuál la naturaleza
humana aparece desfigurada y propone un
retorno a la reflexión acerca de las mismas
como un camino seguro de humanización.
Etimológicamente, la palabra “virtud”
proviene del griego areté y del latín virtus,
y englobando ambos conceptos podemos
definirla como “un hábito, una disposición
estable, una inclinación adquirida, como
una segunda naturaleza que hace posible
a nuestras facultades operativas la
realización excelente de nuestros propios
actos.” Aristóteles le da a la virtud esta
consideración de hábito, ya que sostiene
que no está en nuestra naturaleza sino que
es consecuencia de la práctica o repetición.
Los hábitos pueden ser buenos o malos, los
hábitos malos son llamados vicios ya que
nos alejan del cumplimiento de nuestra
naturaleza, mientras que los hábitos buenos
reciben el nombre de virtudes. Sintetizando,
las virtudes son cualidades humanas que nos
permiten ejecutar las decisiones correctas en
las situaciones más adversas. Como paradigma de psicoterapia que parte
de lo espiritual de la persona, considero
que la Logoterapia de este tiempo debe
animarse a recuperar la reflexión acerca de
los actos virtuosos. Elisabeth Lukas, en su libro
Paz vital, plenitud y placer de vivir (2000),
nos recuerda que Frankl afirmaba que el
ser humano se halla constantemente en la
encrucijada de tomar una nueva decisión,
en especial sobre sí mismo, sobre la persona
que ha de ser.
La Logoterapia concibe al hombre
fundamentalmente libre de tomar una
actitud, de ser responsable, de realizar un
sentido y valores en respuesta a la tarea que
le presenta la vida en su situación concreta y
cotidiana, por lo tanto la conciencia y el obrar
moral son puestos en relación originaria con
la libertad y la responsabilidad.
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