CREANDO MUNDOS
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ESQUIZOFRENIA
Emanuel Acevedo Muñoz – 11º1
El Oficial Víctor era uno de esos hombres
que en la vida tuvo un camino difícil
de seguir, a pesar de todo obstáculo hizo
lo que quiso y llegó a ser un oficial policial
de la ciudad de Medellín. Su infancia
fue dura: por una parte tenía a un padre
duro, rígido como el hierro, y por el otro
a su madre, una de esas mujeres tiernas
como el agua cálida.
Se destacaba en su oficio, al fin y al cabo
era de esas personas que le importaba
la sociedad y siembre bregaba a hacer lo
mejor posible su trabajo.
Poco tiempo como oficial -esto él lo recuerda
como si toda la vida lo hubiese
acompañado, ustedes saben de esos
recuerdos que son imposibles de sacar
de la mente- tenía que acudir a un caso
que, por normal que fuese, extrajo se su
alma algo diferente: era el asesinato de
un hombre.
Al llegar al lugar de los hechos, solo con
ver la casa se daba cuenta de que aquella
persona asesinada era un aparente y
descuidado borracho.
Al entrar a la casa, fea y descuidada, se
encontró con un hombre de unos 27
años de edad, piel oscura, pelo esponjado,
-sin duda afrocolombiano-. El hombre
estaba recostado en una mesa al
interior de una habitación, la casa estaba
semivacía, parecía que el que viviese
allí se alejaba de la sociedad. El hombre
afrocolombiano fue identificado con el
nombre de Anderson, y presentaba signos
de tortura, la mano extendida en la
mesa, al lado de la mano una bolsa con
clavos y una pistola para clavos.
En la mano de Anderson, se encontraban
incrustados tres clavos por dedo,
algo muy duro de ver, de los clavos incrustados
salía sangre y aquellos dedos
se encontraban agarrados a la mesa. Los
clavos penetraron dentro de las arterias
dejando un charco de sangre tremendo,
por un sangrado continuo.
Anderson, según investigaron, era un
hombre normal, sin familia, sin hijos, un
hombre libre que no se metía en problemas.
¿Pero por qué fue brutalmente
asesinado?
En la escena se encontraban las huellas
de un hombre más, identificado con el
nombre de Emanuel, quien llevó a cabo el
asesinato ¿Pero, por qué?
Ya hacía un tiempo Emanuel padecía una
enfermedad psiquiátrica, conocida con el
nombre de esquizofrenia, ninguna persona
del sector se percataba de la enfermedad
de Emanuel, esté parecía normal.
Sin pensar en nada, en absolutamente
nada, raptó a Anderson, esto lo hizo dejándolo
inconsciente con un químico llamado
ácido hidroxibutílico o mejor conocido
como GHB, y posteriormente lo llevó
al lugar de los hechos
Una vez allí Emanuel se dispuso a clavar,
dedo por dedo en la mesa, como un juego
en el que él era el rey y señor. Un juego
de tortura, una cruel y enferma tortura
hacia Anderson.
La casa en la que había sido cometido el
crimen era una casa ya abandonada, en la
que en algún tiempo Emanuel vivió.
De repente todo se empezó a volver oscuro,
nada se lograba ver, en el trasfondo se
escuchaba un ruido, un ruido que no iba
al caso, sentía que todo se iba de un lado
para otro como si estuviera en un barco
en un oleaje tremendo, cada mini segundo
que pasaba se hacía más oscuro y el
sonido más claro…
¡Emanuel, despiértate! Vas a llegar tarde
al colegio.
MULLERA
Juan Fernando Álvarez Yepes – 9°1
Tan oscura como la noche,
tan alegre como el alba,
tan sensible como una flor
y tu alma clara como el agua.
Tu sincero amor
y tan fría tu cama,
la combinación perfecta
para un derroche de pasión.
Querida amada,
que de pecado no tienes nada,
mi diosa, mi amor,
tan bella como una flor
y tan sutil como una brisa.
EL MUNDO TAN EXTRAÑO E IMAGINARIO DE MATEO
Laura Penagos Mesa - 7°6
Había una vez un niño llamado Mateo de
tan solo dos años, a él le gustaba mucho
dormir, jugar, imaginar y tratar de hacer
mejor su día, así que en una ocasión se le
ocurrió jugar con su tía Laura a que ella
se escondía y él la buscaba, a ella le gustaba
mucho esconderse, pero no estaba.
Entonces buscó a su tía Natalia que estaba
estudiando para un examen y le ponía
cuidado de a raticos, no podía jugar con
el porque se desconcentraba y perdía el
examen, su abuela estaba lavando y su
mamá estaba con su tía Laura en el supermercado.
Entonces se dijo: “si mi tía Natalia no
puede jugar conmigo me va tocar buscar
personas con quien jugar, porque mi tía
Laura no está”. Entonces buscó amigos,
como era tan pequeño se imaginó: “pues
como nadie juega conmigo buscaré alguna
distracción para jugar”.
Encontró una bomba y se puso a jugar
con ella, a la hora siguiente llegó tía Laura
y se puso a jugar con ella, dejó a un
lado la bomba olvidándola por completo
por perseguir a tía Laura.
Mateo quería ser un gran imaginador y
se le ocurrió la forma de serlo y se puso
a pensar:
“yo puedo ser un niño muy inteligente,
solo tengo que seguir mis metas, pues
yo puedo ser más inteligente que ellos
porque mi tía Laura, mi abuela y mi tía
Natalia siempre me ponen más atención.
Pero lo mejor es que puedo encontrar
siempre una distracción y puedo tener
amigos y animales imaginarios. A los animales
les gusta mucho la comida que les
hecho y los persigo.
Y a mí me gusta jugar con mi amigo imaginario
que corre y me persigue a mí,
solo yo lo veo, todos me ven hablando
y alegando con él, pero nadie sabe con
quién estoy hablando y alegando porque
el único que lo puede ver soy yo, y él juega
y le gusta mucho el mar”
A Mateo le gusta mucho sonreír, y encontró
una casita abandonada en el cual
había un gran tesoro que era un gran
barquito de papel y él se fue para donde
sus padres y se lo mostró, pero ellos
no sabían él de dónde había sacado ese
barco porque no le habían enseñado a
hacer uno. Pero en esa casita se encontraba
su abuela, la cual él no conocía
porque cuando nació, ella estaba muerta.
Así que se preguntó “quién será esa
señora que me dio el barquito”, y al otro
día Mateo se escapó y fue a buscar a esa
señora, cuando ella le dio un perrito para
que jugara con él, y él le preguntó:
–¿Quién eres tú?
Ella le respondió: –Soy tu abuela, pero
solo tú puedes verme.
Él le respondió: –¿Por qué solo yo te
puedo ver y no los demás?
–Yo estoy muerta, pero siempre hay algo
que dice “el que muerto está el pariente
más nuevo lo puede ver y escuchar”.
Así que él le respondió: –¿Como soy tu
nieto si nadie me ha hablado de ti?
Ella sin dudar respondió: –Porque como
tú eres muy pequeño nadie se quiere
referir a eso todavía porque dañarían tu
infancia y eso te dejaría muy angustiado.
–Y añadió –hijo mío, ve y juega con tu
nuevo perrito, lo mejor es que te olvides
de mí.
–Yo no me puedo olvidar de ti porque,
aunque no te haya conocido yo soy tu
nieto.
Ella lo vio tan diferente a los demás que
se le ocurrió que el perrito le ayudara
con todo lo que el necesitara, ya fuera
para amarrarse los cordones, vestirse y
que todos los días le diera un barquito en
el cual le daría un dulce para que su día
fuera el mejor. Él se fue muy pensativo
a su casa con su nuevo perrito al que le
puso como nombre Copito de Amor.
Cuando llegó a casa su tía Laura le dijo:
–¿Tú qué haces con ese perrito, de quién
es?
Como no sabía hablar con las personas
de verdad se dijo “¿cómo le voy a decir
de donde lo saqué?”, así que se le ocurrió
escaparse para ir a donde su abuela,
pero el perrito le habló y le dijo: –¿Qué
pasa, Mateo?, soy tu abuela, no te escapes
porque te regañan.
–No sabía que eras tú.
–Yo sabía que ibas a necesitar ayuda así
que se me ocurrió ser tu mascota para
no hacerte ir hasta allá, tu tía Laura,
como era la menor, me conoció, para poder
que hables con ella solo tienes que
aprender a escribir o a hablar.
Y él se dijo –pero ella nunca me escucha.
Ella le respondió –aprende, y así ella te
va a escuchar porque ella es muy buena
persona, lo único que debes hacer es
ponerle más fuerza a tu voz–. Entonces
entrenaron una y otra y otra vez hasta
que pudo hablar duro y Laura escuchó
cuando habló y fue de inmediato a ver.
Y dijo Mateo: –tía Laura, tengo algo que
decirte, este perro es mi abuela la que se
murió que tú también hablaste con ella
cuando eras la menor.
Ella respondió: –sí, me acuerdo de ella,
pero ¿cómo vamos a hacer que nos
crean? cuando yo era pequeña nadie me
creyó así que guardé el secreto, y hasta
ahora, porque supongo que ya si me van
a creer porque si dos personas pasan por
lo mismo deben creer lo que dicen.
Así que contaron y al fin y al cabo les creyeron
y les dijeron que por no rendirse
los dos les darían la mejor sorpresa, que
era que si varias personas vieron o escucharon
a esa persona, la persona volvería
a la vida. Al verla viva todos les agradecieron
a ellos dos y por lo tanto hicieron
una fiesta. Todos quedaron con el perrito
y la abuelita, felices para siempre.
Enseñanza: Por más que se gocen de ti o
caigas, sigue adelante y jamás te rindas,
porque nunca será tarde para hacerlo
bien, por más que digan cosas feas de
ti no digas “no soy capaz”, porque todos
somos capaces de todo.