En el corazón de la Colonia Guerrero, en la Ciudad de México, una
casona, ubicada en la calle Héroes número 45, conserva en la
memoria de sus muros el eco de un pasado de grandeza. En su
interior vivió una de las familias que protagonizó parte del
movimiento cultural e intelectual mexicano de inicios del siglo
XX. Se trata de la casa del arquitecto Antonio Rivas Mercado.
Por sus pasillos desfilaron escritores, políticos, artistas y
personalidades de un país lleno de contrastes. Luego de casi una
década de trabajo, el resplandor de su arquitectura vuelve a
brillar, totalmente restaurada.
Además de ser el domicilio oficial del Arq. también se encontraba
el estudio de don Antonio, un espacio que se pensó de modo que
siempre recibiera luz natural. Un par de datos curiosos sobre la
casa son: contaba con una torre-observatorio y en ella se realizó
el diseño del Ángel de la Independencia.
Es una casa de dos pisos, aunque de línea horizontal, plantada en
ángulo y de buena altura. Se entra por una larga galería abierta
desde la cual se proyecta un pórtico clásico sobre el rellano de
un par de escaleras que bajan de cada lado hasta el camino
circular. Rompe la simetría un pabellón solitario en el extremo
derecho de la galería y, por encima del techo alto y plano, hay
una torre visible desde la calle. Una armoniosa composición de
piedra y ladrillo adorna la fachada y un friso de mosaico corona el
largo de la galería, agregando un toque pompeyano.
Por Víctor Manuel Rosario Solana
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