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Ib, con el 48,2 % y 19,6 %, respectivamente, los cua-
les pueden causar efectos sobre la salud a largo pla-
zo, considerando que los principales representantes
son organofosforados y carbamatos (Cárdenas et
al., 2015). Igualmente, los plaguicidas de categoría
toxicológica III, ligeramente peligrosos (15,2 %), no
pueden ser catalogados como inocuos, ya que estos
pueden estar liberándose al medio ambiente por lar-
gos periodos de tiempo y causar efectos e impactos
negativos en la salud y el medio ambiente.
La posible explicación sobre el uso de plaguicidas
más peligrosos de categorías Ia y Ib puede ser que
tienden a ser más baratos y de amplio espectro.
Entre estos podemos citar: paratión, metilparatión,
carbofurán, metamidofos, metomil, monocrotofos,
carbosulfán, clorpirifos, dimetoato y paraquat, pro-
ductos que son ampliamente usados por los peque-
ños agricultores en América Latina y el Caribe. La
mayoría de los plaguicidas que requieren vigilancia
especial son los insecticidas, sin embargo, en este
grupo también están representados algunos herbi-
cidas y fungicidas (Gladstone & Hruska, 2003). En
este estudio se reportó el uso de estos plaguicidas
en los grupos químicos de organofosforados, carba-
matos y bipiridilos.
Con relación al uso de plaguicidas por objeto blanco
a controlar, el amplio rango de compuestos usados
en el control de plagas incluye insecticidas, fungici-
das, herbicidas y rodenticidas, entre otros; los más
usados a nivel mundial y en Colombia son los insecti-
cidas, entre estos, los organofosforados (59 %), car-
bamatos (34 %) y, en menor, porcentaje los organo-
clorados (10 %) (Cárdenas et al., 2010).
En el presente informe, se mantiene el porcentaje
de uso de los organofosforados con el 57,7 %, y se
muestra la disminución significativa en el uso de car-
bamatos (21,5 %) y de organoclorados (0,9 %); sin
embargo, se puede observar que aunque estos gru-
pos químicos pertenecen a categorías toxicológicas
Estudio Nacional del Agua
2018
moderadamente (II) y altamente peligrosos (Ib), se
siguen usando en Colombia, entre los que aún se en-
cuentra productos obsoletos o descontinuados para
uso como plaguicidas como el aldrín y que, junto a
otros como el endosulfán, monocrotofos, paratión,
carbofurano, metamidofos, metilparatión, son pro-
ductos químicos sujetos al procedimiento de con-
sentimiento fundamentado previo y hacen parte del
Anexo III del Convenio de Rotterdam (Organización
de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Ali-
mentación (FAO), 2011).
Igualmente, algunos de los plaguicidas reportados
hacen parte de la lista de prohibidos o restringidos
en Colombia, entre estos encontramos el aldrín,
prohibida su importación, producción y formulación
desde 1988; paratión y del metilparatión restringi-
do su uso desde 1991; endosulfán uso limitado úni-
camente para el control de la broca del cafeto desde
1997 y cancelado su registro de venta desde 2001 y
en 2002, se suspende el uso de algunos plaguicidas
a base de carbosulfán (Instituto Colombiano Agro-
pecuario, Subgerencia Protección y Regulación
Agrícola, s.f. ).
Los plaguicidas más frecuentemente utilizados son
los más peligrosos, entre estos los insecticidas sinté-
ticos más reportados por los pequeños agricultores
son generalmente los organofosforados y carbama-
tos, los que más intoxicaciones agudas generan. Los
insecticidas menos peligrosos, tales como piretroi-
des, imidacloprid y derivados de toxinas bacterianas
antibióticos son los menos usados. El metamidofos
y el metilparatión están en la lista de la OMS como
plaguicidas de clase I: extremadamente peligrosos
o altamente peligrosos para los seres humanos. El
clorpirifos se incluyó en la lista como plaguicida de
uso restringido en los Estados Unidos en el 2003
(Gladstone & Hruska, 2003).
Los carbamatos son derivados del ácido carbámico,
tienen baja persistencia ambiental, pero toxicidad