Mi primera publicacion Catálogo de Pensar coas mans | Page 74
pues las familias marineras solían complementar su actividad pesquera con
el trabajo de pequeñas explotaciones agrícolas. Los terzos, los cestóns y los
muñicos de la ría de Vigo, hechos de madeira rachada, son un claro ejemplo
de esta doble utilidad.
El principal uso de los cestos del mar era el depósito, descarga,
transporte y venta del pescado. En los barcos las capturas se almacenaban en
los canastros [FIG. 4] , grandes cestos de mimbre sin pelar y de forma rectan-
gular, provistos de dos asas hechas de cuerdas. Se elaboraban de diferentes
capacidades, desde 60, 80, 100 y hasta 200 kg. En los muelles y en las villas
y aldeas marineras, las pescaderas llevaban su mercancía en las patelas [FIG.
5] , grandes cestas de madera rachada de paredes muy bajas, casi planas, que
permitían mostrar todo el pescado sin que se aplastase. Había otras patelas
más pequeñas, conocidas como patelas do quiñón, que servían para llevar la
parte proporcional de la pesca que, según el sistema tradicional de reparti-
ción y ganancias, correspondía a cada miembro de la tripulación del barco.
En los muelles era habitual encontrar las espuertas o cestas del
palangre, un arte de pesca formado por un largo cordel que lleva atadas una
serie de tanzas rematadas en unos anzuelos. Para evitar que se enredase, se
recogía el palangre en una cesta de vergas, de poco fondo y paredes abiertas,
que llevaba en el borde un trozo de corcho o de cuerda en el que se engan-
chaban los anzuelos con el cebo.
En el marisqueo a pie, las mariscadoras echaban las almejas y ber-
berechos en el cesto de mariscar, de pequeñas dimensiones y con asa en aro,
hecho de vergas con un tejido más abierto que permitía lavar las capturas en
el propio mar.
[fig. 4] Unha das primeiras descargas de peixe conxelado en canastros no porto
de Vigo. 1963. Museo do Pobo Galego. Una de las primeiras descargas de pescado
congelado en canastros en el puerto de Vigo. 1963. Museo do Pobo Galego.