Mi primera publicacion Catálogo de Pensar coas mans | Page 70

LA CESTERÍA AGRÍCOLA Los cestos y cestas eran un elemento auxiliar imprescindible en las labores del campo y estaban presentes durante todo el ciclo agrícola, desde el ester- colado de la tierra hasta la cosecha de los diferentes productos. En la pre- paración de los campos, para transportar el estiércol desde las cuadras a las tierras de labor no se usaba un cesto concreto, sino que más bien se echaba mano de aquellos más viejos y que estaban en peor estado. Durante la siembra, se utilizaban los cestos para semillas, generalmente con un asa en aro para llevarlos colgados del brazo y de tejido muy tupido para evitar que se derramase el grano; para esta faena eran muy apreciados los cestos de paja debido a lo apretado de su tejido. La cosecha de maíz, patatas, hierba y productos de la huerta, así como la recolección de los árboles frutales, se llevaba a cabo siempre en cestos que no tenían una forma ni un tamaño específico y que podían estar hechos de cualquier material y técnica, depen- diendo de la zona. Estos mismos cestos y cestas servían también para llevar a vender a las ferias y mercados los excedentes de la producción agrícola. En algunas comarcas orensanas empleaban el cabás o cesto carrá o carral, hecho de vergas, con paredes altas y de forma troncocónica, que se colo- caba en el carro para transportar las patatas, el maíz o la uva. Entre los cestos agrícolas, cabe destacar las cestas de madeira rachada empleadas durante la vendimia en la comarca de O Ribeiro. En las labores de recolección de las uvas, los racimos se metían en las cestas, que eran más pequeñas, y luego en los cestos, de tamaño intermedio, para final- mente vaciarlos en el coleiro y transportarlos hasta el carro. El coleiro es el cesto más característico de esta comarca, con su peculiar silueta, cuadrada en la mitad inferior y en forma de embudo en la superior, con una boca muy ancha y redonda. De gran capacidad, los coleiros podían llegar a cargar de 80 a 90 kilos, que eran llevados por una sola persona, que cargaba el coleiro a la espalda. Para ayudar a distribuir la carga y para amortiguar su peso, se llevaba el fulleiro, un mulido o rodete de paja, con una ancha trenza del mismo material, que se colocaba en la frente, dejándolo caer por detrás de la cabeza a la altura de los hombros para que el coleiro descanse sobre él. Estos rodetes se confeccionaban principalmente en los alrededores de O Carballiño. Otras piezas singulares de nuestra cestería, relacionadas con el mundo del vino, son las jarras y ollas. Estaban hechas con una estructura de vergas de roble, castaño o sauce, tejidas con tiras de mimbre e imper- meabilizadas en su interior con pez. Se fabricaban de diferentes tamaños: las más pequeñas eran para contener y servir el vino en la taberna o incluso en la casa; las más grandes se utilizaban en las bodegas como medida para y en la indumentaria. No obstante, debemos tener en cuenta que, a lo largo de su vida útil, la mayoría de los cestos se destinaban a diferentes usos y, normalmente, no existía un cesto para cada cosa, sino que se usaban para lo que fuera menester en cada momento.