Mi primera publicacion Catálogo de Pensar coas mans | Page 380
colectividad
producto o de moda… con clara tendencia a la utilización de los oficios y
los acabados artesanales en sus producciones; en este caso, en aras de un
compromiso con el medio en clave de sostenibilidad.
Desde la Antigüedad clásica la artesanía se ve abocada a un
papel secundario con respeto a las artes o saberes considerados mayores.
Las nociones de ‘artesano’ y ‘técnica’ forman parte de las reflexiones de los
teóricos del momento, pero la figura del hacedor de objetos no va a tener
una alta valoración dentro de la polis griega. La artesanía se considera
como producción de lo necesario, pero al servicio de las necesidades de la
politeia2. Por lo tanto, a través de la técnica aplicada a los oficios y de una
familiarización con la repetición y transferencia de los mismos, se posibilita
la evolución del ser humano; el artesano utilizará la técnica para dominar el
medio y la materia en un trabajo desarrollado y entendido siempre para la
ciudadanía, en un sistema interpretado como una trasmisión de fórmulas
repetitivas necesarias para la vida social o doméstica.
Aparece, por tanto, en Grecia el concepto de techné, que no se tra-
duce literalmente como ‘técnica’. Tanto para Platón como para Aristóteles,
la techné está más en las manos de los ingenieros o los médicos que en la
de los alfareros o tejedoras. En ambos teóricos clásicos este concepto se
liga a la conceptualización de las ideas, de la ciencia y del conocimiento en
general, marginando a la artesanía como formuladora de conceptos.
Esta ponderación clásica de las ciencias o las artes va en detri-
mento del papel de los artesanos en la sociedad y seguirá presente en la
historia de su valoración hasta mediados del siglo xix, negándosele la con-
formación de las bases teóricas que posibilitan la conceptualización previa
del objeto. La Academia neoclásica vuelve a retomar este mismo precepto,
relegando las artes denominadas menores a un papel secundario.
La repetición de un mismo trabajo a lo largo de los años se ve
representada en la asociación gremial, el taller, con una organización per-
fectamente establecida ya en el período medieval. La estructura gremial
establece una relación piramidal de formación, constituyéndose una familia
de trabajo entre el aprendiz, el oficial y el maestro, los tres grados del arte-
sano. El gremio está destinado a producir para la colectividad, de una forma
más o menos rápida y eficaz. A partir del Renacimiento empieza a surgir
una nueva valoración de ciertos maestros artesanos, pues se diferencia la
figura del artista como un maestro que ya destaca por la originalidad de sus
trabajos, destinado solo a unos pocos privilegiados, los denominados mece-
nas o clientes. A pesar de que la organización de estos primeros artistas era
muy similar al gremio, la unicidad de sus obras y el ritmo más lento en el
proceso materializador3 distingue esa otra categoría que ahora ve nacer al
creador/artista de una manera autónoma.
En este sentido la historia divide claramente el arte y la artesa-
nía, dicotomía siempre presente: artes mayores y menores, artes decora-
tivas, artes y oficios frente a pintura, escultura, arquitectura… La evolución
del artesano en los siglos posteriores al Renacimiento, desprovisto de un