Mi primera publicacion Catálogo de Pensar coas mans | Page 290
Martínez
y almendra. Son miméticos de los mismos ejemplares pertenecientes a la
orfebrería suntuaria y sustituyen la costosa pedrería por el trabajo realizado
en metal con las mismas formas. Estas seguirán su rumbo y asumirán su
fantasía en los límites de una economía restrictiva.
Su ascendencia remite al zarcillo o arracada española de dos
cuerpos, en el que el último es una perla alargada (peregrina), un coral o una
piedra de color, siempre en forma almendrada.
En lo que a las formas genuinas concierne, aludimos al amplio
conjunto de piezas que dieron alas a la imaginación y personalidad de
nuestro artesanado que, identificado con los modos de hacer de su tiempo,
armonizó unas formas con personalidad propia. Particularizar sería tema
muy extenso y la fantasía de su trabajo se asocia con la labor del artesanado
barroco de entalladores, bordadores, ebanistas y maestros canteros en la
decoración orgánica y de paño.
Uno de los ejemplares más relevantes es el pendiente de cometa
o de grao d’amora [FIG. 4] . Este es el nombre popular con el que se conoce un
pendiente largo que procede del pendiente de mariposa catalano-aragonés y
del de lazada larga portugués. Se estructura como aquellos en tres cuerpos:
cabecera circular en botón de estructura radial, cuerpo central en lazada o
en su abstracción, y cuerpo inferior sumamente alargado con rosácea central
de rayos visibles proporcionado y con dirección ascendente.
Asimismo, dentro de este tipo de pendiente de tres cuerpos
muchos siguieron las pautas de los sapos en los diferentes modelos, y sobre
todo la lazada central va a ser el elemento que más variedades manifieste,
tanto en la abstracción como en la substitución por lazadas y filacterias
diversas.
Muy populares en Galicia serán los pendientes de aljófar. A pesar
de haber sido importados inicialmente, estos zarcillos, realizados muchas
veces en oro bajo, como sucedáneos de las grandes girándulas con diaman-
tes, sentaron escuela. ‘Aljófar’ es una denominación árabe aplicada a las per-
litas de pequeño formato que, como contraste con las apreciadas barrocas
de gran calibre, eran utilizadas para joyas de menor envergadura económica.
Los españoles las llevaron a América y por ello encontramos en Oaxaca
(México) y en Magdalena (Colombia) una tradición de esta especialidad. El
aljófar es una perlita pequeña e irregular que se utiliza formando racimos
y se incorpora por medio de hilos de metal capilares. Los documentos del
siglo xvii mencionan con mucha frecuencia el aljófar en los inventarios fami-
liares y de los talleres.
Las formas más frecuentes son las del pendiente de lazada de tres
cuerpos donde se amontonan las perlitas, pero existen diversas versiones en
los pendientes de campanilla, de flor etc. Tuvo gran influencia en el desarro-
llo de los modelos tradicionales, sobre todo en la técnica del grao d’amora.
Los pendientes de reina serían tardíos y aparecieron a comienzos
del siglo xix como evolución del pendiente estilizado y alargado de tres
cuerpos y de la arracada de filigrana. La decoración lateral apenas podría