Mi primera publicacion Catálogo de Pensar coas mans | Page 148

* n. t.: Vivíamos encerrados entre picos, hasta que descubrimos que, pasadas las montañas, había otros medios de vida menos penosos. alfarería A inicios de los años 70 del siglo pasado comienza un fenómeno de visuali- zación de la alfarería gallega que coincide con la salida de esta artesanía de una larga crisis iniciada a principios del siglo xx y que alcanza su culmen entre 1950 y 1970, años en los que se produce un largo y prolongado deterioro y silencio de los oleiros (alfareros).1 Diversos factores producirán cambios en la sociedad alfare- ra-campesina. A la disminución de población debido al éxodo migratorio en búsqueda de una mejor calidad de vida —tal como contaba una vecina de O Seixo: viviamos pechados entre picos, ata que descubrimos que pasadas as montañas había outros medios de vida menos penosos— * , hay que añadir la llegada de avances técnicos como la introducción de la cocina de hierro y posteriormente la de gas, o la sustitución de las antiguas conducciones de agua hechas en barro por las fabricadas en materiales metálicos2. La apa- rición del plástico como elemento básico en la vida cotidiana producirá una auténtica revolución en el modo de vida al aportar las ventajas de una mayor ligereza y durabilidad respecto a la fragilidad del barro, con la consiguiente sustitución y decaimiento en las ventas de los objetos alfareros, lo cual, unido a la llegada de innovaciones tecnológicas3, producirá un declive de la artesa- nía del barro de uso funcional. Podemos considerar entonces la fabricación tradicional de cerá- mica utilitaria como una «idea cultural cuyo declive está causado por la selección natural que el espíritu de los tiempos acabó por marginar».4 Así, la línea continua que dibujaba la alfarería como parte de la vida cotidiana a lo largo del tiempo se verá interrumpida por estos factores que acabarán con el éxito de que hasta ese momento había disfrutado el barro. Desde el último tercio del siglo xix, y de forma creciente y conti- nua hasta los años 70 del siglo pasado, la emigración y la urbanización van a ser factores determinantes de la desaparición de la mayoría de las aldeas de oleiros (aldeas de alfareros). La pérdida de población, que abandona el campo en búsqueda de una mejor calidad de vida, tendrá como resultado una dismi- nución de la producción alfarera y la ruptura de la estructura tradicional del clan familiar; así se pasará del trabajo colectivo y compartido entre hombres y mujeres en las faenas del barro a una producción alfarera individualizada5. Desde finales de los años 60 y durante la década de los 70, comenzará a desarrollarse en Galicia, al igual que en el resto de España y de Europa, un interés por la artesanía. En estos años habrá un aumento de acciones de difusión y promoción que reactivarán la alfarería durante las décadas siguientes y producirán un cierto espejismo económico. Sobre esta tendencia escribía Natacha Seseña en 1976: «En los últimos años, la gente se ha echado a los caminos a buscar objetos de arte popular (sobre todo cerámica) y se han multiplicado las tiendas, las exposiciones y los coleccionistas».6