Mi manual del bebé, quinta edición octubre 2013 | Page 46
Embarazo / Primer trimestre
Nutrición en el primer trimestre
Las necesidades nutricionales y de energía en la mujer embarazada se incrementan por dos razones: porque su metabolismo aumenta y por la formación del
nuevo ser. Es importante tener en cuenta
que dichas necesidades se deben manejar a nivel individual, pues esto depende
de factores tales como el peso de la mujer al inicio del embarazo, intolerancia a
algunos alimentos, actividad física, tiempo de gestación y situaciones específicas que pueden afectar la ingesta de los
alimentos.
Durante el embarazo se incrementan las necesidades de todos los nutrientes y también se presenta una necesidad
adicional de energía de alrededor de 150
calorías diarias.
La mujer embarazada debe continuar con sus rutinas en el hogar y el trabajo y con su actividad física habitual,
considerando que el embarazo es un estado fisiológico normal. Si bien es cierto
que hay ganancia de peso, este debe
controlarse para evitar sobrepeso u
obesidad, que conlle varía a complicaciones durante el embarazo y el parto.
Si la futura madre está en sobrepeso,
lo ideal sería que bajara de peso antes
de quedar embarazada, ya que no se
recomiendan las dietas de reducción
durante el proceso de espera del bebé.
En el inicio del embarazo se presentan
náuseas y fobias a alimentos, olores y otras
situaciones, lo cual se ve reflejado en una
disminución de peso, situación que se normaliza una vez se superen dichos síntomas.
¿Cómo alimentarse?
La alimentación debe seguir los patrones normales que
ha llevado la mujer antes del embarazo, siempre y cuando
se encuentre en un estado nutricional normal.
En caso de presentarse náuseas o vómito, se recomienda comer con frecuencia alimentos en porciones pequeñas, preferiblemente: galletas de soda,
tostadas o palitroques; en síntesis, alimentos secos.
Evitar el exceso de condimentos, grasa y sal.
Conviene no tomar líquidos antes de consumir alimentos sólidos, para evitar las náuseas.
La mujer debe estar bien hidratada, para
prevenir estados de deshidratación por pérdida de líquidos y electrolitos.
En este periodo se debe incluir por lo menos una
vez a la semana alimentos fuente de hierro (vísceras, carnes rojas, fríjoles, lentejas, espinacas).
No crea en mitos populares que indican que una embarazada tiene que
‘comer por dos’ o ‘por uno y medio’, ya que puede llegar a ganar un peso
desproporcionado. Lo sensato siempre será pensar en su salud y la del
bebé; por lo tanto, la alimentación debe ser adecuada y saludable.
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