Mi manual del bebé Octava edición | Page 146

Desarrollo / Meses 13-24
Al finalizar la etapa, aprenden a controlar sus esfínteres, construyen algunas oraciones simples, siguen instrucciones sencillas, hallan objetos escondidos, empiezan a clasificar las cosas según su forma y color y a practicar juegos de simulación( por ejemplo, alimentan una muñeca). Además, tienen ciertos miedos( a la oscuridad o a algunos animales, por ejemplo), se tornan egocéntricos y mordelones. Esto último puede deberse a diversos motivos( imitación de las conductas de los adultos, susto, por socializar y hacer amigos) que deben ser identificados por los padres para corregirlo.
Suelen aparecer los llamados problemas de apetito, que muchas veces no existen pues simplemente los niños están más interesados en jugar y explorar que en comer y ya no necesitan tanto alimento porque su crecimiento no es tan vertiginoso como antes. Su dieta debe ser completa, equilibrada, suficiente y que no genere rechazo, para recordar esto conviene memorizar la sigla CESAR( completa, equilibrada, suficiente, adecuada y sin rechazo). A esta edad, los niños trituran, mastican y degluten mejor los alimentos.
Hay que seguir el programa de inmunización en dosis y tiempos. Es primordial tener cuidado con elementos que se puedan llevar a la boca y atorarlos o intoxicarlos.
Al llegar a los tres años, deben ser capaces de bañarse, vestirse y comer sentados sin la ayuda de un adulto, aunque sí supervisados; identificar su género, haber visitado al odontólogo por lo menos dos veces y una vez al oftalmólogo.
Pautas de crianza
Los padres pueden sorprenderse de que su hijo tenga comportamientos que no siempre les agradan y en los que pareciera desafiar las normas. Esto se debe a la creciente autonomía de los niños y no a que adrede se porten mal.
En este aspecto conviene obrar con calma y buscar la forma de proteger al niño sin coartarle su espontánea exploración del mundo. Hay que dejarle jugar y no frustrar su deseo de conocer y experimentar. En pocas palabras, dejarle ser niño.
Decirle‘ no’ es inconveniente y lo mejor es cambiar la frase por algo positivo; en vez de decirle“ no chupes dedo”, mejor invitarlo a que chupe una fruta. Así, se permite que el niño apren- da por su experiencia y no con una cantaleta, que es tan ineficaz como corregirlo con humillación o ridiculizán- dole, o prometer y no cumplirle, así sea una promesa de reprimenda.
Tener reglas claras y una buena comunicación, expresarle amor, hablarle, cuidarle, acompañarle, conforman a base de la educación paterna que de- finirá la vida futura del niño.
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