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En segundo término, un libro recién publicado por el ex agente del servicio secreto
de la Casa Blanca, Gary Byrne, quien lo tituló, “A White House Secret Service Officer
discloses his firsthand experience with Hillary, Bill, and how they operate”, desnuda sin
eufemismos el comportamiento de la ex Primera Dama en relación con su esposo y los
sirvientes que trabajaban junto a ellos. “Era errática, incontrolable y en ocasiones violenta”,
describe en uno de sus párrafos más importantes el autor. “Todo lo que vi en los años 90
(en la Casa Blanca), me volvió loco”. Agrega.
“Le gritaba constantemente obscenidades a su marido (el Presidente de los Estados
Unidos), al personal del Servicio Secreto (…), y los agentes, incluso, consideraron la
posibilidad de proteger a Bill Clinton de su mujer, físicamente.” Detalla Byrne y prosigue
su narrativa, “recuerdo que un día los Clinton tuvieron un encuentro violento justo antes de
un discurso presidencial de Bill Clinton. En otra ocasión vi al entonces mandatario con un
ojo morado después de una pelea con Hillary. La candidata del partido Demócrata
sencillamente carece de integridad y el temperamento para ser presidenta; incluso trató de
expulsarme a mí del Servicio Secreto de la Casa Blanca. En el fondo de mi alma sé que lo
que digo es cierto; y el intento de Hillary de convertirse en presidenta me ha abierto los
ojos para decir que su estilo de liderazgo –volcánico, impulsivo, activado por aduladores y
desdeñoso con las normas establecidas para todos los demás-, no ha cambiado nada.”
Asevera el mismo autor.
Y las descripciones de más episodios continúan a lo largo del libro; aunque, en todo
caso, los simpatizantes de Mrs. Clinton podrían pensar que se trata de una publicación
pagada por Trump para desprestigiar a su adversaria política. No obstante, mucho antes de
que se hablara algo de estas primarias, varios ex empleados de la sede del gobierno
estadounidense en Washington, habían publicado otro volumen en el que describían a los
distintos matrimonios que pasaron en calidad de inquilinos de esa sede. “Si los muros de la
Casa Blanca pudieran hablar, qué no contarían”, dice una expresión primera del texto. De
esa manera, cuentan y analizan el comportamiento de cada presidente y sus esposas con
suficiente conocimiento de causa, hasta llegar al tema de los Clinton. Y esto es lo que
cuentan de los Clinton, en especial de ella, “Bill y Hillary rozaban la paranoia y no
confiaban en los empleados. La pareja ordenó rehacer el servicio telefónico de la Casa
Blanca para evitar intermediarios y operadores (…). El escándalo de Mónica Lewinsky
desde luego no ayudó a que en la Casa Blanca reinara la paz (...). (En una oportunidad)
Hillary pegó tan fuerte con un libro a Bill que la cama se llenó de sangre y el presidente
necesitó puntos de sutura. Aquellos días tuvieron también un impacto en el servicio, que
soportaba los arranques de mal genio de la Primera Dama y las palabras malsonantes que se
pronunciaba el matrimonio o los prolongados silencios a los que se condenaba la pareja.”
Señala uno de los autores.
Es así como poco a poco vamos construyendo un cuadro casi perfecto del carácter
de esta mujer que hoy aspira a gobernar a la mayor potencia mundial. Supondría algo así
como darle un revólver cargado a un demente impulsivo y compulsivo. No sabemos qué
será de él y sus acciones. Pues lo mismo sucedería con Mrs. Clinton si ganara las elecciones
presidenciales y llegara a Washington nuevamente, pero en un papel más importante y
riesgoso… el de mandataria no solo de los Estados Unidos, sino del mundo entero, porque
eso es lo que significa sentarse delante del escritorio de la Oficina Oval.